"La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan."
Erich Hartmann
Reprime las enormes ganas de ir a buscarlo, se mantiene encerrado dentro de emociones tan contradictorias. En el fondo tiene miedo, miedo de perdonarlo por ser engañado y caer de nuevo ante la tentación de besarlo.
- Joven Midoriya, debes comer - de la oscuridad aparece aquel hombre que lo ayudó en el peor momento, Toshinori Yagi, su comandante.
Un hombre que los años le han cobrado sin remordimiento, su cara demacrada y cansada, con azulejos hermosos que dan por ojos y cabellera rubia. En plena vejez, puede decir que puede estar peor.
- No tengo apetito - él ha pasado sentado en su cama sin moverse todo el día, pensando y reclamando a su corazón por no poder odiar a quien lo lastimó.
Habían pasado dos días en que Izuku había vuelto, reencontrándose con sus compañeros de batalla. Reportando su llegada y la de un rehén.
- Joven Midoriya - suelta el aire retenido desde que entró, le es incómodo esa sensación de no poder ayudar al chico en su frente - él quiere hablar contigo -
- Pues que muera sin hacerlo - no quiere ser grosero, no lo intenta, pero su voz es tosca.
- Temo decir que te arrepentirás de esto, no lo defiendo, pero sea lo que tenga que decirte es cierto - Yagi sale de ese lugar molesto, tal vez no entienda lo que pasó entre ellos, pero lo intenta.
Camina por los alrededores, mientras mira a todo su ejército pensando en miles de posibilidades para acabar con todo este desastre que, a fin de cuentas, él era responsable.
Se detiene frente a una enorme carpa verde con banderines rojos, los soldados que custodian el lugar hacen un saludo militar y lo dejan entrar. En aquel sitio se encuentra Katsuki, quien está siendo vigilado constantemente de cualquier intento de escapar.
- ¿Por qué lo tienen así? - pregunta una castaña de ojos de igual color, lleva vendado su brazo y un parche en la frente. Uraraka Ochako, tuvo que ir a pelear ya que su familia no tenía hijos varones y su padre ya está muy viejo.
- Por seguridad - Dice Shoto, este fue obligado a participar y tener honor en su familia. Si alguien le pregunta la razón, solo diría que su padre es una mierda.
- ¿Hablas en serio? Ni a un animal se le da ese trato -
- Tienes razón, pero aquel sujeto no ha dejado de forcejear. Quiere atacar a cualquiera que se le acerque - Shoto recuerda que intentó darle de comer y casi termina sin mano.
- Después de todo es un rehén, claro que quiere escapar y avisar al otro bando - dice mientras mantiene una clara expresión de enojo.
- Ese es el problema Uraraka - la castaña le mira extrañado - No quiere irse, él quiere escapar para hablar con Midoriya -
- ¿Con Izuku-kun? - Shoto asiente mientras ve a Katsuki gritar, al menos eso entiende.
- Amenazó a cada uno de nosotros con rompernos las piernas si no lo llevamos con él - Shoto ríe, porque le parece estúpido el comportamiento del cenizo.
Cuando su conversación finaliza a sus espaldas está Yagi, quien sonríe ante los jóvenes y da una breve orden.
- Chicos, pueden salir. Quiero hablar con el joven -
El lugar queda vacío, a excepción de Yagi y Katsuki. El mayor, toma una bocada de aire mientras mira a un lado, evitando la mirada de claro odio del joven.
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En la guerra, el amor no cuenta | Katsudeku
Fiksi PenggemarLos vigilantes estaban muertos, se separó de sus compañeros y los disparos no cesaban dentro de la nube de humo. Mientras corría desesperadamente por ese bosque se encontró con un hombre desmayado, uno que lo desvío de su objetivo. Lo salvó sin sabe...