Capitulo 5

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Me despierto junto a la chimenea de la sala de estar, con el sonido de los restos de madera crepitar, todavía con mi bata de levantar puesta.
Anoche no llegue a subir las escaleras para llegar a mi habitación y me dormí aquí.
No pude conciliar el sueño hasta que los primeros rayos del sol aparecieron por la ventana, mi cabeza no dejaba de repetir las escenas ocurridas con anterioridad.

Estando en la cocina me preparo un café, no me gusta el sabor y mucho menos el olor, pero necesito despertarme.

Ya en mi habitación voy hacia mi baño y me ducho rápidamente, son las nueve de la mañana y a las y media tenemos una reunión de la manada, seguramente para practicar las técnicas de combate.
Me pongo ropa cómoda, y me recojo el cabello en una coleta alta, y me maquillo levemente, solamente poniendome la raya negra en los ojos con un poco de rimel.
Mi padre ya ha salido de casa, espero no llegar tarde, o sería castigada un mes sin pisar los terrenos del bosque.

Llego justo cuando el alfa esta colocándo a los miembros de la manada en parejas para entrenarnos entre nosotros.
Dacil y Ayoze se han colocado juntos, no me extraña.

- Y por último, solo quedan Guacimara y Marcos, coloquense juntos.- Dise mi padre con su voz autoritaria.

No puedo protestar, al fin y al cabo es una orden del alfa.

-Veamos de lo que eres capaz, mi princesa.- Me dice Marcos con voz provocativa, con una sonrisa que enseña todos sus dientes perfectos.

-No me llames así, o me harás cabrear y no quiero hacerte daño, ni a ti físicamente, ni a tu honor cómo siguiente beta de la manada.- Le respondo con la mejor sonrisa irónica que tengo.

-Ya veremos si llego a ser beta, por que creo que me estoy encaprichando con una loba que tiene un rango más elevado- ¿ Que?, Le quiero preguntar, pero Marcos sigue hablando- Pongamos esto más interesante- Me dice mientras se acerca más a mi - Si me derrotas, haré lo que tu me pidas, pero si yo te gano, me tendrás que besar, en los labios-

- Es bonito soñar, aunque ni en tus sueños me ganarías en una pelea- Le digo manteniendo las distancias.

-Basta de hablar, transformarte, porque creo que los labios se me están empezando a secar- Marcos empieza a temblar y en un abrir y cerrar de ojos tengo delante de mí a un gigantesco lobo negro.

Tengo que levantar la vista para mirarle a los ojos, y no puedo apartar la vista de esos ojos verdes intenso con el brillo dorado que caracteriza a los nuestros.

Salgo de mi ensoñación cuando Marcos me empuja con su hocico en el hombro, llamando mi atención y pidiéndome prisa.

Me adentro en el bosque para quitarme la ropa, no soy tan estupida como Marcos, que destrozo la suya al transformarse.
La dejo doblada al lado de un árbol y dejo a mi loba salir.

Al salir al claro donde se encuentra toda la manada, busco a mi compañero de combate con la mirada, lo encuentro sentando sobre sus cuartos traseros, con una sonrisa en su boca lobuna, mirando a los cachorros jugar.

Me acerco hacia él y me siento a su lado, a una distancia prudente, y miro en la misma dirección, dos cachorros se están mordiendo las orejas jugetonamente.

-"Me encantaría ser joven otra vez y jugar como ellos. "- Marcos me mira de arriba a abajo y me dice- "Aunque ser adulto tiene sus ventajas. Pensándolo mejor, no quiero volver a ser joven, si no ver a mis propios cachorros jugar."-

Marcos me ha dejado de piedra, ¿Desde cuando le gustan los niños?

-"Tenemos que empezar a entrenar, ¿ No crees?"- Le digo poniendome sobre mis cuatro patas.

Te Daria La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora