Raíces arrancadas.

❁; ¿dirías qué fue decadencia?

-¿Tú y Teru?

Akane no sabe que decir.

Todo a su alrededor se desdibuja, cuando anda en los pasillos escucha su respiración y el sonidos que hacen sus pasos.

Es demasiado consciente de sí mismo aunque traté de bloquear estas sensaciones.

No puede evitar sentirse abrumado, ahora que Aoi deja flotando la pregunta siente como todo se mueve.

Es como si las olas del mar lo movieran a todos lados y su alrededor fuera demasiado asfixiante, le cuesta mantenerse en pie.

-Sí -suspira y deja pasar la saliva, siente su boca muy seca, se intenta humedecer los labios y prosigue. -
-Me tengo que ir.

Decide que ya no pueda soportar más.

Sale al patio, encuentra lugar debajo de un árbol y se recuesta.

Ahora Aoi lo sabe, todos saben, ¿qué tiene para decir Akane?

Es hora de admitir las consecuencias de sus palabras, aún después de todo, él era responsable de haber dicho sí a la confesión de Teru.

Quizás en ese momento Akane creía que solo era una mentira blanca y que no ejecutaría algún daño, pero está hiere con sutileza, no solo a él mismo, sino que a ambos.

Sus inseguridades atacan.

En primer lugar, ¿por qué Teru lo quería? Él sabía que Akane estaba curandose del Hanaki, que se había arrancado los sentimientos que tenía por Aoi y que pese a ello podían resurgir.

Ellos no tenían la mejor relación antes de ello, Teru había llegado a ser cruel con sus castigos cuando no hacía algo bien y Akane había sido recíproco con su actitud afilada hacía él.

¿Por qué? ¿Por qué todo había cambiado?

Y la inquietud en su pecho finalmente le dió la respuesta.

Ahora algo duele cuando cuestiona todo lo que ha cambiado entre ellos.

No son flores buscando encajarse en su corazón y poniéndose en el lugar de las palabras que nunca dirá; es el abismo, el vacío, la inquietud de no tener ni la menor idea de dónde estás parado.

Akane no sabe muchas cosas, eso lo sabe, más estos últimos meses que se apilan han pasado cosas que hacen lo hacen sentir confundido con respecto a todo, pero, hay algo que sí sabe.

Lo ve a lo lejos, a su "príncipe de cuentos de hadas".

Ríe con desgano, se siente agradecido, ni siquiera sus padres se habían acercado tanto a él para cuidarlo, se conformaban con los límites y palabras de Akane.

(Pero siempre hay algo más, siempre hay miradas que dicen más, gestos que dicen más y que las palabras nunca dirán).

Está parado frente a él, emanando su luz propia que Akane desea nunca desaparezca y con la suave sonrisa que parece tener siempre para él.

(Hay sonrisas que dicen más, sentimientos que no se pueden explicar pero que puedes emular en simples oraciones).

Akane sonríe al verlo.

En primavera no solo nacen flores nuevas.