Capitulo 7

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-Javier: ¿Sabes madre, creo que tengo cosas que hacer?

-D. Maritza: ¡¿ah si?! – Dijo ella con voz de sorpresa fingida – pero que casualidad que justo cuando yo llego a ti milagrosamente, así como por obra y gracia divina, se te viene a la mente lo que tienes que hacer. ¿No crees qué es maravilloso el poder de Dios Alejandro? Obra de una manera tan bella.

-Alejandro: si Doña Maritza, tiene tanta razón – dijo aguantando la risa - .

-Javier: mami, yo me voy a hacer lo que tengo pendiente

-D. Maritza: ¡ay, Alejandro! Ya te he dicho que dejes las formalidades, y en cuanto a ti Javier Sebastián, no quiero saber que has estado molestando a Alejandro, o daré la autorización de que te pongan un castigo como en la marina ¿te quedo claro?

-Javier: tan claro como el agua, bueno me voy mamita chula – le da un beso en la mejilla- pero antes de irme, debo decirlo, Alejandro, actívate pana, o te van a robar a mi hermana – y con eso salió corriendo de la casa.

-D. Maritza: ¿Qué será lo que voy a hacer con ese muchacho?, ignóralo Alejandro, ya tendrás tu forma de fastidiarlo después.

-Alejandro: si doña Marit... digo, tranquila Maritza – la cara de reprimenda que Doña Maritza había puesto desapareció en cuanto él se corrigió – en parte tiene algo de razón – dijo algo desanimado-

-D. Maritza: tranquilo muchacho –dijo sentándose con él – tienes que ser paciente, así como las olas del mar van y vienen con calma, como el vuelo de las aves, todo tiene su ritmo, nunca veras volar a un pichón antes de tiempo. La paciencia y perseverancia van de la mano. Debes ser constante, con pasos pequeños pero firmes.

Alejandro pensó un poco en las palabras de Maritza, y pues tenia razón, pero, Javier también la tenia, alguien mas podía enamorar a Stephanie y el no podría impedirlo, pues ella estaba soltera y sin compromiso, libre de cierta forma a ir y venir, mientras que él estaba confinado a solo un día libre a la semana, condenado a un horario inexistente, pues si algo con Patiño se presentaba, él tendría que ir y dejar todo, pues era su deber, o al menos lo es hasta que logren su plan.

-Alejandro: Maritza, realmente me gusta mucho Stephanie, pero no creo poder conquistarla, o por lo menos no ahora, yo elegí una profesión con mucho riesgo y lo ultimo que quiero es que ella este en peligro a causa mía.

-Maritza: creo que tienes razón, y ahora que lo pienso, todos en la marina son unos insensatos, mira que poner en riesgo su vida, para cuidar las costas, y no solo el riesgo a sus vida, también a sus familias, debería decirle a cesar que se valla de la casa, y tu también deberías irte –Alejandro miro asustado a doña Maritza, parecía que iba a entrar en crisis – y Susana debería divorciarse de Rodrigo y alejarse lo mas que pueda – se levanto del mueble y siguió- ¿crees que debería decírselo? – Miro a Alejandro con los ojos abiertos esperando su respuesta-

Alejandro estaba asustado, pensó que había arruinado todo, y no sabia que decir.

-Susana: Alejandro, no seas tan lento – dijo apareciendo detrás de él – lo que Maritza quiere decir es que nunca estuvo fuera de peligro – dijo mientras se acercaba y sentaba junto a él – tienen a Cesar aquí, y él es un capitán, ¿se te olvida?

Alejandro, que al fin comprendió lo que pasaba se tranquilizó pero también sabia que ellas no tenían conocimiento de lo que estaba pasando y que las vidas de ellas y de todos en esta casa estaban en riesgo.

-Maritza: Alejandro, cariño –dijo para que este reaccionara, pues parecía estar en estado de shock, él la miro – eres un libro abierto, - él se asustó – sabes que mi hija se dará cuenta en cualquier momento, pero recuerda, ella no hará nada, es muy orgullosa para hacerlo.

Y así como un momento estaba acompañado, al otro se quedó solo. Pensando en que debía hacer. Entonces escucho la voz de la persona más dulce y venia acompañada de alguien mas, en eso su corazón cayó al suelo.

-Stephanie: ya te dije que no, deja de insistir Daniel-

-Daniel: pero tu estas sola y yo también.

-Stephanie: que no me veas con alguien de la universidad o paseando por la playa con alguien no quiere decir que estoy sola Daniel. Ya te dije no quiero salir contigo.

Alejandro que estaba en los muebles de la sala no pudo evitar los celos, se levanto y busco la salida, pero allí estaba Stephanie con su pretendiente

-Daniel: vamos solo una cita, o ¿me vas a decir que ya tienes planes?

-Stephanie: pues aunque no me creas si tengo y además no tengo por que darte explicaciones.

Daniel observo detrás de Stephanie, y vio que venia Alejandro. En eso Stephanie se voltea y lo ve también. Alejandro que llevaba rato escuchando la conversación se sentía molesto, pero no podía hacerse el héroe, sabía que Stephanie se encargaría.

-Daniel: así que ya hasta vives con tu novio – dijo con burla, pues no le agradaba el rechazo – esto si que es una novedad

-Stephanie: mira Daniel –dijo molesta – con quien este yo no es asunto tuyo, yo soy mayor de edad con cédula de identidad, y soy libre de hacer y deshacer a mis anchas, segundo con quien yo viva, tampoco es de tu incumbencia, mi mamá no se llama Daniel, se llama Maritza, mi papá esta muerto y a mis hermanos no les rindo cuentas, así que ya acepta que no todas están locas por ti.

Alejandro que había pensado interrumpir se quedo pasmado, pues la chica estaba hecha una fiera, y ese chico si no se detenía, iba a resultar herido.

-Alejandro: Stephanie –dijo él, para llamar su atención pues parecía haberse olvidado que estaba allí – linda ¿me das un permiso? Necesito salir un momento

-Stephanie: ¿A dónde vas?

-Daniel: él es mayor de edad, tú no eres su madre Stephi.

-Stephanie: piérdete Daniel.

-Alejandro: voy por unos helados – dijo mirando a Stephanie – y a ti –esta vez se dirigió a Daniel – te aconsejo que no la sigas molestando, aprende que debes aceptar cuando una mujer te dice que "NO".

-Daniel: pero, ¿Qué diablos te pasa? Ella es mi novia y...

-Stephanie: y nada, escúchame bien lo que te voy a decir simio semi-desarrollado con media neurona, y escúchame bien, por que no lo voy a repetir, yo no soy, no fui, y no seré nada tuyo, que te quede claro.

Alejandro, no podía estar más feliz después de escuchar esas palabras. Pero a la vez sintió miedo, pues si esa era su forma de rechazo, hacia ese chico, no quería imaginar como lo podría rechazar a él.

-Stephanie: vamos por esos helados Alejandro –dijo tomando su mano – y tú gusano con patas, apártate ¿no ves que estas estorbando?

-Alejandro: ya deja la pelea, vamos. Y ya sabes, ella tiene quien la cuide, así que aléjate Danielito –dijo con sonrisa burlona y dándole una palmada en el hombro y pasando a su lado junto a Stephanie – 

El Capitán del M-1903Donde viven las historias. Descúbrelo ahora