Capitulo 2

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-Juan: ¿Qué gano? ¿Enserio quieres saber que gano? Pues gano, dinero roblecito money, money. No me digas que pensaste que era por infiltración, porque créeme seria una decepción que el más intuitivo de mi base creyera tal cosa. Siempre te quise cerca, para estudiarte, saber todo de ti, y ve hasta donde me llevo eso.

-Cesar: Eres peor que la escoria, no mereces tregua alguna.

-Juan: si, si, si, ya lo sé –alterado- crees que no, a mis padres los asesinaron delante de mi, obligándome así a llevar una mala vida, aunque si hay una infiltración, soy yo, trabajo aquí para desviar los barcos. ¿Crees que atrapar ese hombre fue una hazaña? Eso solo fue una ficha que tuve que sacrificar, para poder obtener algo mejor –dijo mirándolo con una ceja alzada y una sonrisa de victoria-.

Cesar no podía creer lo que estaba escuchando, todo fue una trampa desde el principio, el almirante lo eligió personalmente para su base por ser "el mejor" o eso creía hasta que descubrió que solo le estaba dando las armas al enemigo de acabar con él. No tuvo mas opción que aceptar pues ya nadie creería en él, en su inocencia, menos si se enfrentaba con alguien que parecía tener pacto hasta con el mismo diablo.

-Cesar: Muy bien Patiño haré lo que pides pero deja a mi familia tranquila, ellos no tienen idea de nada de esto. Lo último que quiero es que opten por las opciones menos viables.

-Juan: Así me gusta, tomaras un avión hasta Colombia, yo me encargare de que tu expediente quede limpio. Ah, por cierto ya no hay necesidad de que te presentes como Robles, ahora eres Cesar a secas, un completo don nadie –se ríe de forma malévola- trata de no dar mucha información o ya sabes lo que podría pasar.

-Cesar: bien ya no soy Robles lo entiendo –dijo desviando la mirada y cruzado de brazos-.

-Juan: me alegra saber que nos entendemos

-Cesar: solo pido algo a cambio.

En cuanto cesar dice esto Juan le mira con cara de incredulidad y alza una ceja

-Juan: a bueno demasiado había tardado el niño –dice este arrogante- y que es lo que quieres.

-Cesar: primero que nada quiero a mi familia a salvo y segundo, quiero llevarme a mis perros conmigo.

-Juan: lo de tu familia es fácil, siempre y cuando no me traiciones y sepas muy bien que prácticamente me debes lealtad ella estará segura, pero, ¿para que te quieres llevar a los pulgosos esos?

Cesar estaba al borde de la ira, sus perros habían estado con el en cada trayecto, y los tenia desde cachorros, algo que no daba a demostrar es que era un fanático de los animales y que cada perrito y gatico que veía en la calle quería llevárselo a su casa. Cesar quedo en silencio aguantando las ganas de brincarle encima a su "superior", pero resistió eso, por el hecho de que necesitaba a sus perros consigo, en cada viaje el solicitaba un permiso especial para sus perros y así los llevaba con él, además de ser unos perros entrenados para atacar a los ladrones, ser rescatistas, digamos que sus perros eran muy serviciales. Luego de un rato pensando que decir miro a Juan.

-Cesar: quiero que ellos vallan conmigo, son unos perros entrenados, y me ayudaran para la porquería que tramas, son rastreadores, rescatistas, muy obedientes y buenos guardianes, créeme no tienes motivos para alejarme de ellos y llamarlos pulgosos, esos perros son mil veces mejores que tu.

La cara de Juan era de ira pura, después de todo era la primera vez que alguien le hablaba así, y no solo eso también era la primera vez que lo ponían de igual con un perro, de hecho más bajo, pero, a pesar de todo eso; accedió a que cesar se llevara los perros, pues aunque no lo parezca él sabe que estar solo es difícil y mas en un lugar extraño en donde no conoces a nadie.

El Capitán del M-1903Donde viven las historias. Descúbrelo ahora