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mila cenaba tranquilamente con hiro, lime y lei cuando una llamada interrumpió su paz en todos los sentidos. era su madre, y como de costumbre, se llenó de ansiedad porque lo que mila más temía en el mundo era que la obligaran a volver a osaka. puede que tailandia no fuera especial para ella y estudiara en una escuela con chicos idiotas, pero prefería eso a estar bajo las órdenes furtivas de su madre.
— hola, mamá. — todos dejaron de comer para prestarle atención a la chica.
— mila, mi precioso corazón, ¿cómo estás?, ¿qué tal es tailandia?. — ella tragó en seco, esos apodos cariñosos eran el anticipo a una noticia que le desagradaba en la mayoría de los casos.
— tailandia es genial, mamá. hiro, lime y yo estamos felices de estar aquí. — lei le extendió una copa con agua porque notó lo secos que se le pusieron los labios a su cuñada. de inmediato mila le dio un largo sorbo.
— es gratificante saber que conservas la cordura fuera de mis parámetros, querida. — en el fondo de la llamada, mila pudo escuchar a su padre gritar algo como "deja a la niña en paz, moon". — tu padre y yo estamos muy orgullosos de que nos honres con tus acciones en el exterior. —
— ¿a qué te refieres?. — a pesar de no verla, mila frunció el ceño.
— ha llegado a mis oídos la noticia de que te estás relacionando con ese chico de la familia paramaanantra, ¿cuál es su nombre?. —
— se llama thyme, mamá. — su madre soltó un chillido de emoción.
— hasta te refieres a él por su nombre de pila, estoy tan feliz de que dejes atrás tu pobre vida social para empezar a codearte con personas que sí valen la pena. — éstas últimas palabras eran despectivas para su mejor amigo, hiro.
