Capítulo 4

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"Los grifos son animales valientes y orgullosos y no se acercan a cualquiera, y rara vez emplean su voz telepática. Si un grifo te habla desde el primer encuentro significa que te considera su igual o incluso alguien muy interesante"

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Los ojos de Tony se abrieron poco a poco, acostumbrándose a la luz de la cabaña ¿Cabaña? En seguida se incorporó, pero con la misma cayó a la cama donde estaba acostado; había olvidado que levantarse bruscamente le provocaba mareos. De nuevo, y esta vez despacio, se levantó frotándose los ojos y mirando luego a su alrededor: estaba en el que fue el dormitorio de sus padres ¿cómo demonios había llegado ahí? Lo último que recordaba era estar afuera escuchando a los pájaros piar y el leve murmullo del viento entre los árboles cuando apareció aquel gigantesco animal... Un segundo ¿Realmente había visto un grifo? ¿Esos animales fantasiosos mezcla de águila y león que tanto amaba de niño en verdad existían? Quedó estático con la mirada perdida en el suelo durante unos segundos analizando lo que había pasado, pero luego meneó la cabeza haciendo desaparecer esas absurdas ideas.

-Vamos Tony, ya eres un adulto, deja de pensar en cosas de críos y bichos que no existen...

Se miró la ropa y seguía con la misma de esa mañana: lo que ocurrió fue que llegó tan cansado de las reuniones, sumando el trayecto de la ciudad al bosque, que se tiró en la cama y cayó profundamente dormido. Exacto, eso mismo había pasado. Desvió la mirada hacia la ventana y pudo comprobar que ya era noche cerrada; debía de espabilarse, ya había perdido mucho tiempo y lo primero que debía hacer era conectar a su fiel IA. Se levantó de la cama, estiró sus músculos y mientras recorría el pasillo para tomar las escaleras que lo llevarían al piso inferior empezó a hacer cálculos:

-Veamos... -miró su reloj de muñeca- Son las 22:11. Si empiezo ahora mismo sin tomar descansos es posible que termine de activar a JARVIS a las 01:50, lo justo para poder comer algo. Luego instalar esos sistemas de seguridad afuera y finalmente llevar el viejo taller de Howard a mi terreno. Y una vez esté todo eso, podré comenzar con las malditas propuestas para contrarrestar esos malditos acuerdos.

Resopló: iba a ser un largo y duro trayecto, pero él era Anthony Edward Stark, y un Stark no se rinde ante nada ni nadie.

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En todo el tiempo que estuvo trabajando de su cabeza no se fue en ningún momento la imagen de aquel fantasioso ser ¿Realmente lo había visto? Imposible, solo fue un sueño que su mente creó debido al cansancio, pero de ser así ¿por qué se sentía tan real? Se sentó en el suelo de la sala y respiró hondo; luego de tantas horas trabajando sin descanso por fin había terminado de instalar el sistema que activaría a JARVIS. Miró su reloj, marcando este la 01:55 am

-Demonios, me pasé por 5 min... En fin –miró al techo- JARVIS, querido ¿estás ahí?

Pasaron unos segundos sin respuesta hasta que finalmente la famosa voz se hizo presente.

- 'Listo para servirle, señor Stark'

-Ahh, ya echaba de menos tu maravilloso acento británico, viejo amigo.

- 'Yo también lo extrañé a usted, señor ¿Ha logrado desenvolverse sin ningún problema durante estas horas sin mí?'

-Que gracioso, JAR, pero sí. Soy un adulto bastante funcional, aunque a veces no lo parezca –se levantó del suelo e hizo tronar las vértebras de su cuello- Te recuerdo que construí una armadura en una cueva solo con chatarra y además...

- 'Lo sé, señor. Sólo quiero molestarlo un poco'

-Se te están pegando las malas mañas de Barton, os voy a castigar.

Como entrenar a tu GrifoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora