Capítulo 9. Consuelo

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Cuando la sesión concluyo Naruto consiguió que le permitieran pasar a ver a Shikamaru, la sesión que había sido interrumpida para la deliberación de los generales se vio suspendida de manera repentina luego de casi una hora en la que los superiores se habían aislado en una sala privada. Al final, el dictamen tendría que esperar para el día siguiente y el castaño tendría que pasar la noche en las celdas del mismo edificio.

Agradeció el apoyo de Darui quién fue él que movió sus influencias para permitirle el acceso por el cuál tuvo que someterse a los procesos de revisión extenuantes para garantizar que no cargara consigo algo que pudiera facilitar un intento de escape o suicidio por parte del reo. Camino por el pasillo, con celdas vacías a su lado izquierdo y una pared que contenía ventas que dejaban entrar la luz de sol que aún seguía en lo alto. Fue hasta las cuartas rejas donde encontró a Shikamaru sentado en el catre soldado a la pared, este se levantó, acercándose a los barrotes cuando le vio llegar.

Naruto miró los estragos del cansancio en él, aún llevaba el cabello recogido por el juicio permitiendo que pudiera observar cada detalle de su rostro. Sin pensar llevo una mano hasta su cara, pero el varón le rechazo girándola antes de que hiciera contacto. Libero un sonido de su boca con los labios cerrados para disculparse, maldiciéndose por su falta de control provocando que su compañero se pusiera nervioso. Shikamaru puso una sonrisa y negó con la cabeza, trataba de hacerle ver al rubio que no era culpa suya, sino de él, pero el doncel lo comprendió como cuando el castaño reía por alguna tontería que hacía.

-¿Cómo estas?-Le preguntó.

-Bien, aunque es bastante problemático tener que esperar hasta mañana, no sé porque se complican tanto.

-Pues realmente espero que lo estén discutiendo bien, estamos hablando de tu libertad.

-Sabemos que no saldré de esta Naruto. Abandone mi puesto, puse vidas en riesgo y muchas otras se perdieron por mi culpa. -El rubio dejó su cabeza contra uno de los barrotes, cansado de escuchar siempre lo mismo. No le importaba, solo había sido un mal episodio, podría superarse si tan solo los dejaran continuar con sus respectivas actividades para ganar esa guerra, consiguiendo que cada vida sacrificada no haya sido en vano y no rompiendo a su familia. -Hablamos de cuarenta años en promedio...-escucho la risa del varón, una risa amarga que solo intentaba hacerlo sentir mejor-Seré un viejo para cuando salga.

El varón acercó más su rostro al suyo, sosteniéndose de los barrotes para apoyarse cuando se inclino un poco para estar más cerca. -No te preocupes, nada de esto es tu culpa-Le susurró-Se que querías que pasará más tiempo con Issey, pero creo que lo mejor para todos es que te encargues de él... sin mí.

-No deberías rendirte, es tu hijo y te necesita.

-Lo sé, pero no quiero que crezca viéndome tras las rejas.

-¿Y por eso prefieres que no te vea en absoluto?

-Naruto-su nombre salió exasperado, le había dado en el lugar justo. -Cuando nos casamos, prometiste que cuidarías de él si algo me pasará... Ya pasó, Naruto, necesitó que te quedes con él.

Por supuesto que lo haría, con o sin promesa, Naruto se aseguraría que Issey siempre tuviera a alguien que se preocupará por que estuviera bien y feliz. Lo que realmente le mortificaba era vivir sabiendo que Shikamaru pasaba sus días encerrado, lejos de su hijo y de él.

Aún cuando el castaño intentaba no sentirse ansioso no podía evitar preocuparse por el silencio del doncel, quería que recuperará su efusividad de siempre, que sonriera como siempre lo hacía, en vez de eso solo le estaba dando preocupaciones, cargándole responsabilidades que no le correspondían. Pero aun sabiendo que Naruto no le fallaría en su nueva misión, no se sentía con el derecho de exigirle más. El subteniente Uzumaki, quien una vez le confeso haber dejado todo atrás para labrarse un mejor futuro por si mismo, ahora debería cargar con la fama de tener un esposo prisionero por cobardía militar. Lo que menos deseaba era arrastrarlo junto con él.

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