Capítulo 5. "Cena"

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Naruto finalmente había conseguido un trabajo como entrenador en un gimnasio, era perfecto para él, fue asignado para el turno de la mañana y por las tardes los fines de semanas, su descanso era entre semana y las prestaciones eran buenas. Había tenido que descartar muchas otras ofertas de trabajo, pues la mayoría se trataban de ser custodio o guardia en algún lugar, pero esos trabajos, aunque podían ser más emocionantes, absorberían mucho de su tiempo y energía cuando el doncel aun tenía muchos asuntos que resolver.

Aquella noche Jiraiya se había reunido con ellos para cenar todos juntos y, pese a las discusiones del par de mayores, el ambiente había sido cálido y hasta reconfortante, incluso Issey se había tomado su momento para reír con sus abuelos. No podía evitar sentirse mal, tanto Naruto como Shikamaru habían estado ausentes la mayor parte de su vida, en un lugar del que quizá no conseguirían volver, era triste pensar que ese era el momento más familiar que hubiera tenido el pequeño. Hace unas semanas, Naruto había acompañado a Issey a enviar las cartas que habían escrito para su papá, el niño lucía un poco inquieto al momento de ponerla en el buzón, tal vez era la emoción de interactuar con su padre.

-Listo, seguro que le sacamos una sonrisa cuando las vea-Naruto había hablado aferrándose a la esperanza de que así fuera, de que las palabras escritas en el papel sirvieran para levantarle el animo a Shikamaru. Conforme pasaban los días sin que Issey recibiera una respuesta a su carta, Naruto buscaba una excusa para el suceso, algo que el pequeño nunca había pedido-Tal vez no le estén permitiendo escribir cartas, no deben de querer que revele información.

Pero por supuesto que le dejaban escribir cartas, tuvieron que enviar varias antes de que Naruto tuviera una entre sus manos. Naruto había ocultado la letra, guardándola en una caja de zapatos que envió al fondo de su armario, si la respuesta le había dolido tanto a él no se imaginaba que efecto tendría en Issey. El sargento Nara iba a declararse culpable, reconocía su error y estaba dispuesto a aceptar las consecuencias de sus actos, pero no quería arrastrar a su familia con él.

-Has estado muy callado Naruto-Jiraiya lo sacó de sus pensamientos, mirándolo desde el otro lado de la mesa.

-Lo siento, estaba pensando en la cena de mañana.

El capitán Ao había cumplido lo prometido, un par de días después de reunirse se puso en contacto con el rubio, avisándole que tras hablar con el anfitrión el hombre de negocio accedió a integrarlo en la lista de invitados. Naruto dio un brinco en su lugar al escuchar la noticia, agradeciendo al capitán por su ayuda, contándole también su superior que dos de los generales ya habían llegado a Konoha y estarán presentes en la gala. Todo parecía ir sobre la marcha hasta que recibió la invitación al evento, al leer la dirección descubrió que se trataba de la mansión Uchiha, los papás de su exnovio eran los organizadores.

-Seguro que todo saldrá bien-. A Tsunade no le gustaba discutir del tema del juicio con Issey presente desde que el pequeño le contó que lo habían enviado con el psicólogo de la escuela. La mujer había cuidado del pequeño como si fuera su nieto, sin importarle la ausencia de lazos sanguíneos, paso tanto tiempo con ella que podría jurar que lo conocía a la perfección. Al contrario de Naruto, Issey había sido un doncel más tranquilo y despierto, aprendía las cosas con facilidad y asumió situaciones con la madurez de un adulto. No queriendo que el pequeño le guardara rencor a los soldados, ella se había encargado de lavarle el cerebro con largas charlas sobre el amor incondicional y el sacrificio por aquellos que más apreciamos en nuestras vidas. Al final, el doncelito desarrollo una actitud de esperanza por tiempos mejores donde el escenario más ideal sería ver a sus padres de regreso con pulso en sus corazones.

Pero tras la revelación que dio el rubio, Tsuande comenzó a cuestionarse si las cosas estaban marchando tan bien para el niño como ella creía, con una personalidad taciturna como la que tenía Issey era complicado estar segura. No quiso aumentar las preocupaciones de Naruto, el nieto que siempre había mostrado una sonrisa antes las adversidades llevaba unos ojos opacos desde hace varios días, como si las nubes de llanto se dispusieran a soltarse en cualquier momento. No se apresuraría, si la raíz de todo el problema era el porvenir del padre entonces no había más que esperar a que el dictamen se diera.

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