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Chuuya mira diversos perfiles, de lo último que le queda por hacer es seleccionar a quiénes se encargarán de las operaciones en Europa, sabe que no debe preocuparse demasiado, después de todo aún tiene un año, pero no quiere dejarlo a último minuto.

Quiere volver a Yokohama, realmente le preocupa que nadie conteste sus llamadas, fuera de Mori y Kouyou; el jefe le prohibió decir que se iba a Europa, pero si lo dejo despedirse.

A veces se pregunta dónde está Dazai en este momento ¿Estará bien? ¿Será más feliz? Espera que lo sea, a menos así habrá válido la pena que se haya ido.

Han pasado dos semanas desde que Mori le dijo a Dazai, siente algo de culpa por estar fingiendo, pero quiere dejarlo completamente atrás.

No descarta que Mori lo regrese a Europa en algún momento, así que solo mantendrá un perfil bajo mientras este en Yokohama.

Su teléfono suena y Chuuya responde sin revisar el identificador, no le preocupa que sea Dazai, cambio de número cuando se fue a petición de Mori.

—Nakahara Chuuya— Dice cómo Saludo.

—Chuuya— Le dice la otra voz —Tengo lo que me pediste—

—¿Ya? Realmente eres eficiente Fyo— Chuuya sonríe —Iré a recoger la información por la tarde ¿Está bien para ti?—

—Claro, en el mismo lugar de siempre—

—Nos vemos ahí, entonces—

Cuando llego a Europa y estuvo unos meses en el bajo mundo del continente se enteró de que si querías información tenías que ir con Fyodor, se terminaron llevando bien.

Chuuya bosteza y regresa a redactar su informe para Mori.

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Oda mira a Dazai en una esquina del apartamento donde este ahora vive.

—Dazai deja de culparte— Le dice, Dazai lleva en esa esquina varios días, exclusivamente moviéndose para trabajar y comer.

—Odasaku no estoy culpándome— Explica el castaño —Estoy planeando como matar a Mori—

—Dazai, no creo que sea buena idea—

—No me importa, ese bastardo mato a Chuuya, merece morir bajo el peor sufrimiento posible—

—No voy a detenerte, porque sé que no puedo, pero solo piénsalo bien y recuerda que estoy aquí para lo que necesites—

—Gracias Odasaku—

Oda le da un último vistazo antes de salir del lugar, recuerda hace unas semanas cuando lo saco se la sala.

Nunca había visto a Dazai tan enojado, cuando el propio Oda casi muere fue más bien tristeza y miedo, pero el castaño ahora parece, más que nunca, el demonio pródigo.

La broma del sigloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora