Channie y Lixie son amigos que se convierten en amantes, pero tienen un secreto... les gusta el daddy kink. Solo que nadie puede saberlo.
- Es un secreto, ¿verdad Daddy?
- Claro bebé, nadie lo sabrá
Es mi primer historia así que tendrá un desarro...
—Llegamos chicos —dijo Bang volteando hacia los asientos traseros.
El camino a la escuela fue un completo caos, pero de manera fantástica. Los cuatro chicos que se encontraban en el auto sabían que aquello ya lo necesitaban.
—Channie —dijo Felix tocando suavemente el hombro del mencionado —¿Te quedas tantito? Quiero decirte algo —junto sus manitas nervioso. El mayor solo asintió y despidió a sus amigos mientras bajaban todos del auto.
—¿Qué es, bebé? —suavemente tomó la cara del pecoso y la levantó.
—Nada realmente, solo quería algo de cariño antes de entrar a clase —sus orejas tomaron un color rosado.
—Ohh... eso. Me lo hubieses dicho antes, comenzaba a preocuparme —rio levemente a la par que daba un besito sobre la cabeza del pequeño.
Felix se abrazo de la cintura de Bangchan y comenzó a frotar su mejilla contra su pecho, mientras el mayor daba suaves caricias en la espalda del chico. La imagen sin duda era adorable, la estatura y una notoria diferencia entre el físico de ambos, hacían que verlos provocara un inconsciente "Aww" salir de la boca del observador.
Un par de minutos bastaron para que Felix se separará poco a poco del contacto, miro hacia arriba encontrándose con la mirada tierna y atenta de su pareja. Sonrió ante el gesto y se estiró un poco para besarlo. Un beso pequeño que transmitía mucho, más que un simple "Te quiero", aquel beso para ambos era como un apoyo que encontraban en el otro, como si con un simple roce de sus labios pudiese decirse "Eres tan importante para mi, y siempre estaré aquí". Porque si, ese tipo de cursilerías pasaban por la mente de la pareja cada que se miraban a los ojos.
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Ambos chicos caminaron de la mano hasta la escuela, el mayor acompaño a Felix hasta su aula y lo despidió lo más lento que pudo, casi no queriendo soltar su mano para que no fuese nunca de lado.
—Nos vemos en el almuerzo, bonito —dijo con un puchero. El menor asintió y soltó su mano.
—Te mandaré un mensajito al rato, love you —contestó tiernamente, mandando un pequeño besito hacia él.
Felix camino hasta su asiento con una sonrisa en el rostro, la cual fue abruptamente interrumpida por sus molestos pero queridos amigos.
—¡Iugh! No se como no les ha dado diabetes con toda la miel que derraman —soltó Jeongin.
—Calla, que algún día estarás así —contestó Felix entre risas.
—Para mi se ven muy bonitos, pero admito que sus cursilerías superan a lo que estoy acostumbrado —dijo Seungmin haciendo una mueca.
—Yo solo me imagino así con Lee... —susurró Jisung, parando en seco cuando se dio cuenta que no solo lo había pensado.
—¿Disculpa? ¿Con Lee qué? —pregunto efusivamente Felix.
