iii

798 91 3
                                    



—No me molestes en la escuela y yo no te molesto a ti.

Jaemin asintió con la mano de Jeno aún posada pesadamente en su hombro, como si quisiera mantenerlo en su lugar.

No es como si Jaemin fuera a correr de Jeno, nunca lo haría.

—Esta bien, ya no te molestaré Jeno.

Los fijos labios de Lee se presionaron en una linea al ver los ojos de Jaemin llenándose de lágrimas, lo miraba asustado pero también con esperanza.

Esperanza de que algún día Jeno se atreviera a tomar su mano en público o esperanza de que un día por fin el pudiera decir el nombre de Jeno cuando le preguntaban de quien estaba enamorado.

—¡Hey Jeno ¿Que haces con el enfermito?!

Los amigos de Jeno los habían rodeado de un momento a otro, ambos sintieron miedo de ser lastimados.

—Es obvio que está demostrando quien manda aquí, que no es un lugar para gente como el.

Entonces tampoco para mi pensó Jeno, tal vez su cuerpo actuó por reflejo o su mente no alcanzó a coordinar con sus extremidades pero ya estaba aterrizando su puño en el pómulo de Jaemin.

La expresión herida del chico creó una gran presión en el pecho de Jeno, quería amarlo y cuidarlo pero no podía, era un hombre y eso no era correcto.

Poco a poco Jaemin se deslizaba hasta que quedó en el suelo que fue donde Jeno detuvo sus golpes y sus amigos siguieron hasta que un grito de autoridad los detuvo.

—Jeno ¿Te gustaría que alguien hubiera tratado a Minghyung de esa manera?

El había tomado toda la culpa sobre la agresión a Jaemin así que ahora hablaba con la consejera estudiantil mientras en la enfermería revisaban al otro chico.

—Minhyung lo hubiera merecido, ahora esta en el camino de lo que es correcto.

¿Pensaron que las terapias de "conversión" quedaron en el siglo pasado? Pues no, al parecer no.

Lee Minghyung se había "contagiado" de homosexualidad al besar a un chico en una fiesta, un simple reto que acabó en infierno para el.

—Jeno...la homosexualidad no es una enfermedad, es una preferencia, es normal del ser humano tener ciertas preferencias.

Jeno sabía eso, estaba completamente entendido para el pero no podía hacerlo simplemente se negaba a darse la felicidad.

La puerta se abrió de un estruendo.

—Consejera Bae, vengo por mi hijo.

El temible señor Lee, la imagen de un Jeno con un poco de canas y facciones mas definidas y cansadas, el adolescente casi se levanta de un brinco.

Con una pequeña reverencia ambos salieron del cubículo, Jeno se estremeció cuando la pesada mano de su padre se posó en la parte posterior de su cuello.

—Que bueno que le rompiste la cara al enfermo aquel.

Y el razonamiento de Jeno terminó por perderse.

𝐃𝐎𝐔𝐆𝐇𝐍𝐔𝐓 ‒ 【 nomin 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora