2.- La senda salvaje.

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Pasadas un par de horas, y con el sol resplandeciendo las tierras del rey; Jorgen, Björn y otros vikingos parten en busca del bastardo que se escapó.

—Por ahí salió corriendo —dijo Björn, diciéndole a su padre por donde se había largado Sven.

El jefe de la aldea y sus ayudantes comenzaron a buscar al joven, pero luego de unas 2 horas no hallaron nada. Björn, sin embargo, quiso irse más allá del bosque y se encontró con algo que lo dejó perplejo.

—¡Björn! —lo regaño Jorgen y este se dio vuelta de inmediato— ¡Sal de ahí!, ni se te ocurra avanzar.

El hijo obedeció, y algo confuso volvió con los otros.

—¿Qué es ese camino? —preguntó curioso Björn, frente a ellos había un sendero estrecho y que mientras observaban más allá, se tornaba oscuro y borroso.

—Nada de que preocuparse —dijo, sin quitar la vista de ese camino—. ¡Volvamos!.

Los vikingos de la aldea regresaron a ella sin éxito.

—¿Lo encontraron? —se había cuestionado Helga ni bien llegaron su esposo e hijo.

—Aún no. Pero que nadie le diga ni una palabra al rey, ¿entendido?

Mientras tanto, en algún lugar lejano de la aldea, y muy misterioso, despertaba Sven, todo descontracturado apoyado en unas rocas.

Ayer, Sven robó habilidosamente la daga de su abusivo hermano y escapó de él, sin saber donde terminaría. Avanzó rápido y con la adrenalina de pensar que tenía a Björn atrás de él. Vio un camino estrecho y decidió avanzar sin temor. Se adentró por ese sendero, y cada vez era más tenebroso, pero el camino finalizó, e iniciaba una especie de montaña, la cual tenía una cueva.

Sven, a pesar de que podría encontrarse un oso durmiendo, se metió en aquella cueva para hallar un lugar cálido para dormir.

Sin embargo, antes de seguir avanzando aún más adentro de la cueva, se detuvo. Desde el principio había oído ruidos y murmullos. Se escondió detrás de la pared de roca, y asomó su cabeza para averiguar. Al otro lado, había un grupo de hombres, parecían vikingos. Estaban tomando algo y el sitio parecía una casa.

De pronto, un tipo grandote aparece y toma a Sven del cuello. El muchacho comienza a entrar en pánico y logra ver a todos los presentes. Sven pataleaba para intentar huir, pero era imposible.

—Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? —comentó un hombre delgado y pelado, con una sonrisa muy característica, y mientras lo analizaba de pies a cabeza.

Este tipo comenzó a tocarlo y a burlarse. Pero Sven toma la daga de Björn y se la arroja al loco que tenía enfrente. Todos se callaron en ese momento, pero el mango de aquella arma le dio en la frente. Todos los otros se reían.

El tipo gruñó y alocado fue directo al joven para degollarlo.

—¡Alto! —se escuchó una voz imponente. Desde las sombras apareció un tipo fuerte, con la piel de un lobo blanco sobre sus hombros—. No lo asesinemos, me agrada. Suéltalo, Axe.

Sven fue liberado y antes de que quisiera escapar, el hombre le dijo:

—Hey, no eres de por aquí. ¿De dónde eres?

Y acorralado, Sven contestó un poco tímido.

—De la aldea.

—¿La de ese gordo borracho? —todos se reían.

—Sí... Es mi padre adoptivo.

—¿Ese idiota es tu padre?, ¿o sea que te escapaste?

—Algo así —contestaba cabizbajo—. Pero él no es mi verdadero padre. Mi padre fue uno de los mejores guerreros que existieron, y murió en batalla. Así que si quieren asesinarme, envíenme al Valhalla, así me reencuentro con él.

La Senda SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora