Capítulo 14

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Capítulo 14: Llamas

Gritos...

Llantos...

Era lo que se lograba escuchar en un pequeño poblado.

Una mujer, quien rodeaba con sus brazos a sus hijos, miraba horrorizada la escena frente a ella.

Su marido. Sujetado del cuello de su camisa, por una criatura esquelética y con trozos de carne colgando del mismo. Le era arrebatado de algo. Un brillo blanco. Que pasó a negro con brillos rojos. Que se introdujo en aquel horripilante ser.

Él hombre fue liberado del huesudo agarre. Cayendo al suelo. Sin apenas fuerzas.
Aquel esqueleto demoníaco desvió su mirar a la mujer y los niños. Con la intención de hacerles lo mismo.

Él, aterrado, podía ver las intenciones de la criatura en sus ojos. Unos ojos inexistentes, puesto que se trataba de las cavidades orbitarias vacías, a excepción de un punto de luz rojiza en cada una de las cavidades.

--E-Enteilen...-- dijo el hombre a su familia, con las pocas fuerzas que conservaba.

La mujer hizo el intento de levantarse y llevarse a sus hijos. Pero por el horror que vivió al ver a su marido ser despojado de... lo que sea que ella haya visto. Y el miedo de lo que ése monstruo les pueda hacer. No fue lo suficientemente rápida.

Aquel demonio esquelético sujeto del brazo de la hija, la menor, y la arranco de los brazos de su progenitora.

Ella, desesperada, intento recuperar a su hija de aquel demonio, quien había comenzado a extraer aquello que extrajo del padre.

Para fortuna de la pequeña, el hombre, con las pocas fuerzas que tenía, le arrojó una piedra, casi del tamaño de su mano, directo al cráneo del monstruo. Ocasionando que éste voltease.

La mujer aprovechó la distracción de su esposo y, con ayuda de una rama gruesa, golpeó el brazo de la criatura y recuperó a su hija.

El demonio, furioso, dío un horripilante rugido que podría dejarte paralizado del miedo. No obstante, la mujer, ignorando ése miedo paralizante, tomó en brazos a su hija y, sujetando al mayor de la mano, huyó. Tal y como se lo pidió su marido.

--¡Teufel!-- exclamó el hombre a la par que arrojaba otra piedra. Más pequeña está vez --warum beendest du nicht, was du begonnen hast?--

Ese horripilante ser esquelético camino rumbo al hombre. Sabía que era su fin. Que no volvería a ver a su esposa e hijos. Que pronto daría su último aliento.

El esqueleto se detuvo frente suyo, se agachó, casi a su altura, puesto que el se encontraba tirado en el suelo, y acercó su cara amenazante.
Se pudo percatar de algunos detalles diferentes respecto a la primera vez que se encontraba ante su merced. Ahora tenía más carne colgando de los huesos, una cantidad considerable de nervios en el brazo derecho, y una extraña sustancia espesa de color negro con cierto brillo púrpura saliendo de la boca del demonio esquelético.

--Ya terminé contigo presa--

Él hombre se sorprendió al escuchar hablar a aquella criatura. A pesar de hacerlo en otro idioma.

Observó como, una vez se apartó de él, él demonio esquelético siguió el mismo camino que su esposa e hijos. Intento ponerse en pie y evitar que los alcanzará. Pero sintió fatiga. Repentinamente tenía menos fuerza que instantes atrás, sus párpados le pesaban y terminó cediendo al cansancio.

No sabía cuánto tiempo había transcurrido. El sol dejó de iluminar el lugar. Pero aún había bastante luz. Cosa que le extraño.

Se puso de pie y, con dificultad, camino hacia el resto del pueblo. A dónde se dirigió su familia... Y aquel monstruo.

Al llegar al pueblo se horrorizo. Una gran cantidad de casas envueltas en llamas, algunas personas aparentemente inconcientes en la calle, otras pocas caminaban, con esfuerzo, hacía ellas.
Notó como un perro, cojo de una pata, intentaba despertar a un niño, no mayor de 5 años, con su hocico y algunos ladridos de tristeza. Para fortuna del animal, el niño se quejó y cambio de posición. Indicando que despertará pronto.

Él continuó su andar en busca de su familia. Viendo como algunas de las víctimas se levantaban, se reunían con sus seres queridos, y se dirigían a un lugar seguro.

Finalmente los encontró. Su esposa se encontraba recostada sobre una camioneta vieja y sus hijos dentro de la misma, medio ocultos en la carga que traía el vehículo. Todos inconcientes.
Permaneció junto a ellos hasta que despertáron. Una vez estuvieron todos bien, fueron a su hogar. A que los niños se recuperen como corresponde y refugiarse de las nubes de lluvia. Que comenzaron a hacer acto de presencia.

Una vez en su casa, la cual estaba segura puesto que las casas del pueblo se encontraban apartadas la una de la otra y evitaban la propagación de las llamas, los niños se recostaron en el sofá y su mujer se sentó en una silla junto a los niños. Mientras él permaneció de pie asegurándose de que estuviesen bien.

El hombre comenzó a sentir mucha hambre. Pero decidió apartar ése problema menor y preocuparse por su familia.
Pero el rugir de estómago de los menores le informó que ellos también estaban hambrientos. Se percató de las intenciones de su esposa para ir a preparar álgo para los niños.
Él la detuvo colocando una mano sobre su hombro y dándole una mirada reconfortante.

Tal vez aún se sienta álgo fatigado. Pero definitivamente tendría más energía que su familia. Por lo que fue a la cocina y se dispuso a preparar una sopa con verduras.

Mientras servía los platos de sopa a su esposa e hijos, alguien llamó a la puerta. Él, un tanto desconfiado, fue a ver de quién se trataba. Resultó ser su amigo y familia, quienes le pidieron hospedaje, puesto que su casa había sido de las tantas que habían sucumbido ante el fuego. A lo cuál aceptó y les permitió entrar, ofreciéndoles un plato de sopa también a ellos.

Los Elegidos (LWA x TLoZ) [Creado por Mainder]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora