| Conocerse pt 2 |

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¿Cómo se conocieron?

Hanemiya Kazutora

El joven con el cabello por el cual puedes confundir con plátanos tenía tiempo libre, recién salido de la correccional y no tenía ni idea de qué era lo primero que quería hacer. Sus primeros pensamientos eran "divertirse" y tal vez patear algún viejo que le recuerde a su padre, pero por alguna razón no se sentía con ánimos para eso.

La entrada del parque estaba frente a él, no perdería nada al entrar en este. Caminaba dándose su tiempo de ver todo a su alrededor y en eso vio un escenario un tanto raro: una muchacha con uniforme escolar hablando a la nada, no, le hablaba a las diversas flores. Él, como buen chismoso, se acercó para escuchar mejor.

— Y al final no resultó en nada, de igual forma Yuzuha empujó a su amiga y al chico bajito se le cayeron los pantalones, fue vergonzoso ver eso... — Murmuraba la (c/c) mientras regaba y tocaba los pétalos. — Es raro, pero es divertido ver todo desde las sombras, jsjs.

Hanemiya dió un mal paso y terminó tropezando frente a ella, llamando su atención. La joven se acercó a él y se agachó a su altura.

— ¿Te hiciste daño? — Preguntó y Kazutora la vió directamente a los ojos, "hermosa" era lo único que pensaba al ver sus orbes fijamente.

— ¿Te dolió cuando caiste? — Puso su mejor sonrisa.

La muchacha rió. — ¿No debería preguntarte yo eso?

— Pero tú caíste del cielo, ángel. — Y guiñó un ojo.

La muchacha quedó en silencio y miró con confusión al de mechas rubias. — ¿Cómo así? — En la mente de la (c/c) había un hamster dando vueltas intentando procesar la información.

«¿Cuándo me caí?» se preguntaba mentalmente.

Kazutora al ver que no resultó intentó con otro. — Me gusta el café, pero más me gustaría tener-te.

— ¿Quieres tomar té? — La muchacha se paró y se limpió la falda. — Mmm... Hoy no puedo, pero otro día si quieres te compro un té, ¿Si? — Y le sonrió.

Kazutora se sentía raro, resultó y a la vez no. — Claro, soy Kazutora.

— (N).

Shiba Yuzuha

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Shiba Yuzuha

La castaña se encontraba en su habitación, Taiju estaba en casa pero por alguna razón ese día ni se había atrevido a mirarlos, aunque quería ser precavida y no ver a su hermano mayor, no era bueno tentar a la suerte.

La puerta fue tocada y creyendo que el católico abriría se quedaría ahí, pero tras casi un minuto volvieron a tocar. Ahí Yuzuha se paró, si el imbécil no iba a abrir lo haría ella, lo más seguro es que fueran los Black Dragons, por lo que con el seño fruncido abrió la puerta.

Tokyo Revengers: EscenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora