- Pau... mi amor...aquí estoy, mi reina... despierta por favor...- Paulina solo escuchaba una voz a lo lejos mientras intentaba que sus ojos se abrieran. Cuando al fin su cuerpo respondió y logró abrirlos, solo encontró la cara angustiada de su esposa la cuál se encontraba acostada al otro lado de la cama – mi amor... - la tomó de ambas mejillas y limpiar un poco las lágrimas que se encontraban en ellas.
- ¿Majo? – se sentía desorientada, su cuerpo temblaba y sus manos estaban heladas. ¿De verdad su esposa estaba ahí?
- Si, mi amor... soy yo... ya pasó, tranquila – atinó a cogerla en un abrazo donde la morena se aferró a su cintura como si su vida dependiera de ello. En verdad la rubia estaba ahí... con ella.
- No... p-pero tu... y-yo – balbuceaba aún sorprendida.
- ¿Tuviste un mal sueño de nuevo, mi amor? – la miraba de llena de ternura, aunque su preocupación no se iba del todo aún.
- N-no, no, solo que el niño... no deja de patear – había sentido de nuevo a su pequeño hijito y por fin tomo conciencia de todo. Estaba en su cama, con su esposa viéndola preocupada y con su pequeño niño moviéndose en sus entrañas, algo le faltaba aún, pero por suerte... todo había sido un sueño.
- Estabas llorando, Pau, no creo que eso haya sido nuestro bebé – le sonreía, pero a la vez quería saber que pasaba en la maravillosa mente de su reina.
- Solo... pensé que te perdía, princesa. Mi mundo es mejor solo si tu estás en el – se abalanzó hacia ella lo más que su panza le permitía y se quedó escondida en su cuello un buen rato. La rubia mañana profundizaría más ese tema, ahora solo necesitaba la calma de su mujer para poder quedarse tranquila. La rubia le otorgaba caricias y besos a su esposa hasta que un pequeño golpecito en la puerta las hizo separarse. María José dejó un beso en la frente de su mujer y fue a abrir la puerta para encontrarse con su pequeño hijo que en pocas semanas cumplía cuatro añitos.
Bruno. Un pequeño niño de 3 años el cuál fue abandonado por sus padres en una bodega alejada de la ciudad. Desnutrido y con demasiado miedo de seguir solo fue encontrado por una señora que vagaba por ahí. Lo dejó en una casa hogar y comenzaron sus trámites para darlo en adopción.
Paulina y María José, querían adoptar mientras el proceso de su embarazo transcurría, así fue como llegaron al pequeño, el las miraba con el miedo instaurado en sus hermosos ojitos miel, mientras ambas caían rendidas por ese hermoso niño.
A los dos meses de confirmar su embarazo les hablaron de la casa hogar para anunciarles que ya podían retirar a Bruno y ser adoptado, no cabía más alegría en sus pechos, querían ganar la confianza de ese pequeño ser porque él ya se había ganado su corazón. Era un poco reservado y tímido, aunque muy inteligente. Les daba miedo que algo le pasara gracias a que no comía, tenían miedo y mucho. Le costó demasiado salir de la habitación que le habían asignado, comenzado a decir 'señorita Paulina' o 'señorita Majo', no quería que lo dejaran de querer, así que se comportaba lo mejor que podía, sin hacer ningún ruido ni pedir cosa alguna, aunque ellas lo llenaban de regalos, juguetes, ropa, cuentos, rompecabezas que él no tocaba por miedo a que se enojaran. Esos meses en el orfanato la había pasado muy mal, no quería que eso se repitiera con la familia que lo había acogido con todo el amor que tenían para dar.
- ¿Señorita Majo... puedo dormir con ustedes? Tengo mucho miedo – habló con su pequeña vocecita de bebé que solo derritió el corazón de la española un poco más.
- Claro que sí, amor, solo hay que tener cuidado con la panza de Pau, ¿sí? – lo vio asentir para cargarlo en sus brazos y llevarlo hasta la cama donde su esposa los esperaba con una hermosa sonrisa.
- ¿Así que quieres dormir con nosotros, mi amor? - le preguntó la morena con una sonrisa mientras Majo lo ponía en su pecho para hacerlo dormir de nuevo.
- ¿Si puedo? - preguntó con sus ojitos cristalizados y miedo de que le negaran su petición teniendo que dormir solito de nuevo.
- Todas las noches que quieras, hermoso, solo nos dices y nosotras te abrazamos toditita la noche para que no tengas miedo, ¿está bien? - dijo la morena limpiando las dos lágrimas que habían rodado por las mejillas regordetas del infante.
- Si - respondió aún tímido y escondiéndose en el cuello de María José. Se acomodaron para volver a dormir pero alguien aún no estaba satisfecho. Paulina soltó un quejido que alertó a su esposa y al pequeño niño.
- ¿Alguno le puede decir algo al bebé? Por favor - el pequeño bebé tenía de pasatiempo patear las costillas de su mamá a altas horas de la madrugada. María José se dirigió a su vientre y habló con el pequeño inquieto.
- Amor, deja dormir a mamá, ¿Si? - le dio unos cuantos besos y subió a darle mimos a su hijo mayor. Aunque Brunito con el simple hecho de atreverse a acariciar el vientre de la morena ya lo había calmado. Antes de que el pequeño cayera en un sueño profundo dijo algo que al matrimonio le alegró el corazón de una manera inexplicable.
- Las amo, mamis - y así el pequeño se quedó dormido en el pecho de la rubia pero con una manita en el vientre de la morena.
- N-nos dijo... - Paulina había quedado estupefacta y sus ojos empezaron a derramar lágrimas sin control.
- Somos una familia, mi amor - María José la cogió en un abrazo en donde la morena reposaba su cabeza en el pecho de la contraria sintiendo el latido de su corazón y la tranquila y pausada respiración de su pequeñito, la rubia la abrazó dejando que todo lo malo que haya sentido se fuera, estaban juntas y eso era lo único que importaba. Luego de sus respectivos "Te amo" la morena cayó en un sueño que a comparación del anterior, todo era felicidad, ella con su esposa sentadas en el pasto viendo como sus niños correteaban en el, simplemente era la imagen perfecta.
Te conocí cuando menos lo esperaba, pero llegaste a mi cuando más te necesitaba, gracias por ser mi pedacito de cielo y alegrarme cada día con tu amor. Mi mundo es mejor si tu estás en el.
Fin
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Nos leemos luego. Lxs quiero!❤️✨
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Mi Mundo es Mejor si tu Estás en el
FanficElla solo quiere recuperar al amor de su vida...