Hoy se cumplía un año. Un maldito año desde que su vida no volvió a ser la misma. Un año en el que no hubo avances, no hubo cambios, no hubo nada.
Paulina sabía lo que significaba. Todos sabían lo que significaban y por eso estaban en la sala de espera.
La mexicana estaba sentada en una de esas horribles sillas azules sin dirigirle la palabra a nadie, sin siquiera mirarlos.
Escuchaba las voces a su alrededor pero poco le importaban porque faltaba aquella voz que amaba y que Dios sabe cuándo volvería a oírla.Una cálida mano se posó en su muslo y miro esperanzada, pero por supuesto no era ella.
En cambio a su lado estaba una triste Elena que la miraba con esos ojos que Paulina sabía que significaban "va a estar todo bien" pero nunca lo estaba.
La mano de Elena se apretó en su pierna y recostó la cabeza sobre su hombro. Ella beso su cabello y la morena suspiro, un suspiro tan pesado que se convirtió en un sollozo.
Los brazos de su hermana se envolvieron ahora a su alrededor acercándola aún más, pero ella no lloro. No quería hacerlo, no más.Solo se quedó escondida en su pecho recibiendo con gusto las caricias que la morocha le brindaba.
-Vas a ser la mejor madrina.- Murmuro y sus ojos se empañaron.
Alzo la cabeza rápidamente y ella lo miraba sonriendo de lado a la vez que limpiaba una lágrima traicionera que corría por su mejilla.
-¿Enserio?- Pregunto con un puchero y Elena asintió abriendo sus brazos.
Ella se tiro a sus brazos y apretó el cuerpo de la morena entre los suyos besando su mejilla ruidosamente y haciéndola reír.
-¿Qué haces con mi hermana?- La voz de Julián sonó a su espalda y ambas rieron.
Se levantó y lo abrazo tomándolo por sorpresa. El rápidamente la envolvió entre sus brazos con fuerza.
-Gracias.- Susurro Paulina.- Te amo gracias.- Dijo hipando y Julián solo la abrazo más fuerte.
-Yo te amo mas.- Contesto bajito y beso su mejilla.
Se quedaron abrazados por un momento hasta que un médico apareció y todos quedaron en silencio.
-Paulina.- Lo llamo.- ¿Podemos hablar?- Pregunto y la morena asintió rápidamente.
Antes de poder seguir al hombre de bata blanca Diego la tiro a un nuevo abrazo y ambos suspiraron.
-Es tu decisión, cualquier cosa que hagas está bien, tu decides.- Le susurro y Paulina asintió limpiando sus lágrimas.
Entro a la habitación donde María José se encontraba en la misma posición y vio al doctor a su lado anotando algo en su planilla.
-Entonces.- Hablo el hombre.- La decisión es tuya Pau, pero como ya lo hablamos antes, paso un año, las posibilidades de que despierte son casi nulas, no tuvimos reacciones en un tiempo, eso solo puede significar que se fue definitivamente.- Paulina negó rápidamente.
-No. No se fue.- Lo interrumpió.- Y no importa lo que me digan. No la voy a desenchufar como si fuese una máquina, no voy a matar a mi esposa. Me vale madre si tengo que pagar esta habitación de por vida, no la voy a desconectar. Hagan el papeleo que tengan que hacer pero mi mujer se queda por lo menos un tiempo más.- Termino de decir mirando a los ojos del doctor quien suspiro y termino asintiendo.
-Bien.- Dijo rendido.- Después pasa por la secretaria entonces, ya sabes cómo es todo.- la morena asintió.- Supongo que nos vemos entonces.-
-Sí, nos vemos.- Saludo con un asentimiento de cabeza y el hombre salió de la habitación.
Paulina suspiro y se volteo a ver a su rubia. Se acercó a ella y movió su cuerpo para acostarse a su lado, como hacia cada noche.
Envolvió con su brazo la delgada y casi esquelética cintura de su mujer y escondió la cara en su cuello.-Vamos, mi amor, despierta.- Susurro acariciando con su pulgar la piel fría de su cadera.- Te extraño, princesa.- Beso su mandíbula y luego cerro los ojos teniendo solo un momento para ellas.
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Esa mañana Paulina amaneció bastante bien. Desayuno en el balcón disfrutando del calor que el sol irradiaba y sonrió al recordar los momentos con María José.
Flashback
Se había despertado una madrugada de verano en pleno enero. El calor hacia que su cuerpo desnudo brille de transpiración y suspiro agotada. Habían pasado una noche entretenida con La española.
Estiro el brazo buscando el cuerpo de su esposa y abrió los ojos al no encontrarla.Se estiro y luego se sentó en la cama. Sus ojos se dirigieron a la puerta abierta del balcón, pues la cortina se movía al compás de la suave brisa dejando ver la sombra de la rubia.
Sonrió de lado y se levantó. Luego de ponerse su ropa interior camino hasta donde su mujer y se sentó detrás de ella envolviendo su cuerpo y pegando su esbelta espalda contra su propio pecho.
María José rio bajito y se dejó hacer ante los toques que su esposa dejaba en su nuca. Ladeo la cabeza y los labios de Paulina se engancharon en su cuello donde beso y mordió la piel haciéndola jadear.-¿No podías dormir?- Pregunto pegando los labios a la mejilla contraria.
-Nop.- Respondió María José poniendo sus manos sobre las de su mujer en su vientre.- Hace mucho calor.- Agrego y Paulina tarareo en acuerdo.
-Tuvimos una noche acalorada.- Dijo y ambas rieron bajito.
La rubia volteo el rostro y pego sus labios a los de Paulina uniéndolos en un beso suave y lento. La mano de la morena se acomodó en su mejilla.
Sus cabezas se ladearon profundizando el beso y la española se volteo aun entre sus brazos sentándose a horcajadas sobre sus piernas sin despegar sus labios.
Las manos de Paulina se movieron hasta su espalda baja y lo acerco aún más a su propio cuerpo chocando sus pechos.
Se separaron entre picos y sonrisas bobas mirándose a los ojos con amor.-Te amo tanto.- Murmuro la rubia ahuecando las mejillas de su amor.
-Yo te amo tanto más.- Bromeo Paulina y ambas rieron.
-Tonta.- Dijo María José y se dejó caer sobre su cuerpo escondiendo la cara en su cuello y abrazándose a su torso.
-Te encanta este tonta.- Respondió besando su mejilla y la sintió asentir.
-Sí, mucho.- Susurro dejando besitos en su clavícula.
Se quedaron acurrucadas hasta que el sol salió bañando sus pieles y dejándolas aún más brillosas. Paulina bajo la mirada y vio a su esposa dormido con los labios entreabiertos y la respiración pausada.
Beso su nariz una y otra vez y luego se levantó sosteniéndola en sus brazos.
Volvió a entrar a la habitación y acomodo el cuerpo de María José en la cama arropándolo entre las sábanas para luego meterse a su lado. La atrajo a sus brazos y sonrió cuando la rubia inconscientemente se trepo sobre ella a la vez que enredaba sus piernas.
Beso su cabello y mientras acariciaba su espalda cayó en un sueño profundo.Fin del Flashback
Cuando salió de sus pensamientos se sorprendió al ver que en lugar de llorar sonreía. Tenía una enorme y brillante sonrisa en su rostro. Una sonrisa que mostraba nostalgia, pero una sonrisa que había extrañado. Inconscientemente acariciaba el hermoso anillo de oro blanco que permanecía en su dedo, nunca se movería de él, solo bastaba regresar a verlo y recordar que era el símbolo del amor que le tenía a su mujer.
Su celular sonó y lo tomo para atender.
-Hola.- Saludo amablemente.
-Paulina, te hablamos del hospital.- Escucho y su corazón se detuvo.- Es María José ¿Puedes venir? Es urgente.
-S-sí, ya... ya voy, estoy en cinco minutos.- Contesto y corto la llamada.
Con la respiración entrecortada y el corazón latiendo rápidamente se vistió y salió de su casa.
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Quizás en el siguiente ya sean felices... ¿o no?🤭
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Mi Mundo es Mejor si tu Estás en el
FanfictionElla solo quiere recuperar al amor de su vida...