Capítulo 2: Desde otros ojos

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Desde ese primer encuentro, siempre se había esforzado por estar ahí para Hiccup.
No siempre podía mostrarse y jugar, pero eso no significaba que no quisiera hacerlo. La situación en el norte era un poco complicada para él.

Esa era una tierra de frío invierno y su leyenda no era desconocida. Las personas creían en él, pero no lo imaginaban como en realidad era y eso hacia que Jack se volviera una especie de espíritu medio transparente. Causaba temor en muchos lugares y nacían nuevas historias sobre criaturas espectrales, ladronas de almas. Eso no le hacía bien a su imagen, pero aún así, disfrutaba de la gloriosa leyenda de Jack Frost.

Le gustaba mucho Berk.

Hace muchas lunas había comenzado a sentir que el invierno seguiría siendo tal y como era, con o sin él. Estaba aburrido, no tenía motivación, ya no estaba seguro de querer seguir siendo el fenómeno climático Jack Frost. Hasta que...
Un día jugando en la nieve, un pequeño niño apareció en el bosque. Era muy pequeño y estaba asustado. De inmediato sintió el deseo y la necesidad de protegerle, no podía recordar porque, pero era;de alguna forma, un sentimiento nostálgico.

En silencio cumplió su deseo por muchos años. Al comienzo podían jugar juntos...pero conforme Hiccup crecía, entendió que podía ser arriesgado para Hiccup, le tomarían por loco si le veían jugando sólo o peor, le creerían brujo si alguien notaba al ser blanco transparente con él.

Los juegos se acabaron, pero nunca le dejo.

Desde lejos le cuidaba, sin intervenir directamente, hasta que el tiempo y su ausencia, hicieron que dejara de ser posible una intervención.

Su primer intento por hacer algo para protegerle, fue cuando Hiccup conoció a chimuelo. Si no hubiera sido mentira lo que sabían de los dragones Hiccup habría muerto en ese momento.
Desde entonces con desespero, se esforzó para evitar que se lastimara en serio. También intentó ayudar, en muchas ocasiones fue responsable de las ventiscas en sus prácticas de vuelo.
Aún cuando Hiccup no podía verle, estaba muy feliz...pero esa felicidad duro poco, no podía ayudar de verdad y se sintió culpable del accidente con la pierna de Hiccup.
Su mundo se destruyo y volvió a construirse de forma diferente.

Sentir afecto de esa manera por un niño, sólo le traía problemas. Con ese accidente entendió y por primera vez se dio cuenta de que Hiccup, era humano. Algún día crecería y desaparecería, él no quería estar ahí para ver eso, prefería quedarse con los eternos y dulces recuerdos, del corto tiempo que pasaron juntos.

Mantuvo su correspondiente distancia, hasta que Hiccup volvió a buscarle.

Dijo su nombre, le recordaba, sabía que estaba ahí y no pudo mantener más su distancia. Después de muchos años hablo al viento, suaves palabras para su joven vikingo.

Estaba feliz y ya no importaba el futuro, iba a conservar esa felicidad.

El tiempo no me quitará tu recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora