Su respiración se agitaba con cada paso que daba, y podía sentir algunas efímeras gotas de sudor colarse por su frente debido a su esfuerzo de llegar a tiempo.
Mikey corría por los pasillos de la escuela como si su vida dependiera de ello. Ya cuando estuvo a unos cuantos pasos más de su salón, fue que el timbre de cambio de hora sonó y la que hizo que redujera el ritmo para así -cuando estuvo frente a su salón de clases-, asomarse por la segunda entrada.
Pudo observar al profesor de la primera clase recoger sus pertenencias. Mikey en cambio se mantuvo quieto, apoyado del marco de la puerta paciente. Apenas el hombre de avanzada edad salió por la entrada contraria -la cual se encontraba más adelante de donde él estaba-, ingresó con un paso al salón, sin ser visto por el mismo.
Triunfante se aproximó a su asiento correspondiente y se echó sin importarle el sonido chirriante que ocasionó en el lugar. Después sin más preámbulo se recostó cruzándose de brazos para poder ocultar su rostro de toda luz existencial.
Dispuesto a dormirse en ese mismo instante.
En aquel momento el bullicio de sus compañeros ambientaban el lugar, eran los diez minutos de descanso correspondientes en el horario escolar, para que los profesores de las materias correspondientes de cada salón tuvieran el tiempo suficiente de poder moverse e instalarse en los salones que le tocaban.
Además, por supuesto, otorgarle a los estudiantes un respiro mientras esperan a su respectivo profesor encargado.
⎯ Hasta que apareces.⎯ comentó su amigo de cabellera rubia y con trenza para después voltearse hacia Mikey, quién estaba a su espalda.⎯ No creas que no me di cuenta que acabas de llegar.
⎯ ¿Mmmp?
Mikey levantó la mirada perezosamente, encontrándose con la mirada reprochadora de su mejor amigo.
⎯ Mikey.
⎯ Ken-chin~
Draken suspiró resignado.⎯ ¿Dónde estabas? No llegaste a la primera clase.
⎯ Neh, me quedé dormido.⎯ Mikey se encogió de hombros restándole importancia.
⎯ Me parece que no.
⎯ Me parece que sí~
⎯ Emma me llamó y me dijo que saliste temprano.
Silencio.
Mikey se enderezó de forma lenta y sus movimientos fueron pausados, para después apoyar su mentón en su mano izquierda. Sintiéndose aburrido de la conversación, fijó su mirada oscura con la del rubio contrario.
Ambos permanecieron callados, Draken esperando una excusa más creíble y Mikey pensando en cuál será menú de ese día.
O si de por sí, tendrá suerte y por fin vendrá algún dulce en ella.
En fin, preocupaciones típicas de un adolescente en crecimiento.
⎯ Buenos días chicos, tomen asiento y saquen sus lápices. Ya comenzó la clase.
Una queja colectiva se hizo escuchar, pero todos hicieron caso de las indicaciones del profesor y cada quien se fue a su sitio para así dar inicio a la clase.
⎯ Esto no se quedará así.⎯ susurró Draken, regresando a su posición anterior mirando al frente.
Mikey volvió a encogerse de hombros desinteresado, y sin esperar más se recostó de nuevo.
Gracias a la alta figura de Draken que abarcaba toda la mira del profesor hacia su dirección, Mikey no fue molestado durante toda la hora de clase y así pudo disfrutar de su sueño con tranquilidad.
Uno en el cuál, cierto chico era el protagonista.
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