⎯ ¡Achú!
⎯ Tal parece que te vas a resfriar⎯ comentó Ame mientras seguía organizando sus cosas.⎯ Take-chan, deberías volver a la cama.
Takemichi quiso estar de acuerdo con su progenitora, pero de alguna forma, tenía un tenue presentimiento de que alguien estaba hablando de él en otra parte. De todos modos, el rubio teñido le resto importancia.
⎯ Ya estoy despierto, mamá. Además... quiero despedirte, aunque sea por esta vez.
Ame se detuvo por un momento para mirar a su retoño y, al hacerlo, pudo ver con claridad como las mejillas de Takemichi se tornaban en un rojo carmesí, demostrando su vergüenza. La azabache sonrió con ternura para así aproximarse a su hijo con lentitud, quien se encontraba sentado en el sofá de la sala aún en pijama.
Aquella mañana, debido a que se le olvidó programar el despertador, la madre de familia había despertado más tarde de lo normal y estaba llegando tarde al trabajo. Ame Hanagaki trabajaba como secretaria en una empresa prestigiosa, y tenía un turno de trabajo muy estrecho y exigente. Por lo tanto, la azabache no pasaba mucho tiempo en casa y era cotidiano para Takemichi despertar sin la presencia de su madre en casa, e incluso habían días en los que su madre llegaba demasiado tarde como para poder recibirla.
El sonido del seguro de la puerta abriéndose o cerrándose, era su pan de cada día. La falta de compañía mientras comía, era lo normal. Los tiempos de madre e hijo eran escasos. Y, aunque las cosas se vieran mal desde otro punto de vista, su madre se esforzaba por recordarle, cada vez que tenía la oportunidad, cuánto lo amaba. El amor que la madre de Takemichi tenía por él, era tan inmenso como solo una madre puede amar a un hijo. Por eso y más, Takemichi deseaba que el tiempo se detuviera cuando podía disfrutar de la calidez del rostro de su madre por medio de sus manos, y así, sería completamente feliz.
Pero su realidad era otra, y por más que se sintiera solo entre las cuatro paredes que lo rodeaban, debía mantenerse fuerte y con una sonrisa para su madre. Takemichi no deseaba estorbar más de lo necesario, y menos hacer llorar a la azabache por su egoísmo.
La mujer se agachó en cuclillas ante el menor y tomó entre sus manos las contrarias, para así depositar en ellas un beso casto. Takemichi permaneció impasible ante aquella acción de manos, ya que era un hábito que había adoptado su madre desde el accidente. La sensación reconfortante no dudó en colarse en su pecho.
⎯ Cariño, no me hagas ponerme sentimental...
⎯ ¡Pero siempre te pones así sin que haga nada!
La risa de Ame no se hizo esperar. Su risa era un canto para los oídos de quien la escuchara, y su sonrisa era sumamente bonita. Una lástima que Takemichi no pudiera disfrutarla tanto como quisiera.
La sonrisa de su madre. La sonrisa de su madre. La sonrisa de su madre.
¿Había alguna manera de mostrar un recuerdo de ella sonriendo en vez de estar rodeado de una absoluta oscuridad? Takemichi sintió un dolor profundo al negarse a sí mismo aquello, y la pulsación dolorosa en su cabeza lo saboteaba en el acto de todos modos. Todo su cuerpo se puso rígido de repente al intentarlo otra vez. Incluso si se concentraba en serenarse con el tacto amable de las manos ajenas sobre las suyas, no podía hacer más que obtener una imagen borrosa.
Nuevamente, una parte de él quería gritarle a su madre que se quedara con él. Quería confesar finalmente su miedo constante a la soledad. Admitir que usaba la música para apaciguar el abrazador silencio que lo asfixiaba durante las mañanas, tardes y noches. Escupir que se odiaba a sí mismo por tenerle ansiedad a algo a lo que ya debería de haberse acostumbrado.
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Mírame | MiTake
FanficAU. Mikey pedía una sola mirada, porque con solo tenerla sería su todo. 🍭 | ACTUALIZACIONES LENTAS