# O5

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La tarde estaba nublada y el frío calaba en los huesos, aún así, nunca pensé que el peor día de mi vida se convertiría en el mejor por una persona.

Por él. Por haberlo conocido.



El clima húmedo de esa mañana indicaba que permanecería así hasta el final del mismo, las calles de Tokio eran invadidas por los transeúntes como es lo habitual y entre tantos móviles en movimiento se ubicaba una Impulse avanzando con rapidez.

El viento peinaba las hebras rubias cenizas del acompañante de Mitsuya en el recorrido, quien se encontraba admirando el cielo nublado distraído.

⎯ Mikey

⎯ ¿Mmmp?

⎯ Si necesitas que te recoja yo...

⎯ No te preocupes Mitsuya, puedo regresar caminando ⎯ respondió con tranquilidad, sin desviar su mirada en ningún momento al contrario ⎯ Me hará bien distraerme un rato antes de regresar a casa

Takashi ante esa respuesta hizo una mueca preocupado, sin embargo no insistió más y decidió dejar a Mikey desenvolverse a su manera. Después de todo, no quería aumentar más su posible malestar.

En el transcurso del viaje ninguno emitió palabra alguna para aligerar el ambiente tenso, solo permanecieron así hasta llegar al destino del rubio ceniza quien apenas la motocicleta estacionó se bajó de inmediato. Con un gesto vago se despidió del pelilila y esté le devolvió el gesto en silencio. 

Permaneció unos momentos más frente a la entrada del cementerio hasta que su amigo ingresó, perdiéndose a la vista, soltó un suspiro cansado para así encender de nueva cuenta el motor e irse de allí.

El de hebras lila esperaba que su líder de grupo mejore con el tiempo. No es fácil perder a la persona que más amas de un momento a otro.

Mikey por su parte camino despacio por la extensión del lugar, observando de reojo las lapidas de colores distintos como grises y oscuros, sucios y limpios, e incluso algunos con hierbas decorando las mismas, quizás olvidadas con los años. No le dio la debida importancia, simplemente prosiguió hasta el final del recorrido donde se ubicaba un área apartada del resto.

Aquella área era una zona exclusiva. Su familia la había construido para que sus parientes descansaran en un lugar protegido y cuidado por ellos, por eso mismo, al ubicarse frente al motivo principal de su visita se sintió pequeño.

La expresión de Mikey se suavizó e inmediatamente se inclinó respetuosamente, trazando con su mirada el nombre grabado en la lapida gris pálida siendo la misma decorada por lirios blancos a un costado.

Por un momento el de hebras rubias cenizas se removió en su lugar, para así sentarse a una distancia prudente, soltó el poco aire que llevaba retenido en los pulmones y se relajó.

⎯ ¿Cómo has estado viejo? Tu nieto favorito vino a visitarte otra vez... 

Sano Mansaku
« Mientras latan nuestros corazones, tu amor vivirá en nosotros.»

La mañana pasó en un abrir y cerrar de ojos, recién cuando Mikey se dignó a encender su celular para ver la hora, se percató que eran las dos y cuarto de la tarde. 

Tenía llamadas perdidas de sus dos hermanos mayores y hermana menor, al igual que había uno que otro mensaje de sus amigos.

Los ignoró a todos e inició su caminata sin rumbo fijo por la vereda al salir del cementerio. 

Mírame | MiTakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora