Capítulo 6

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Capítulo 6

Abrió los ojos desorientada, el sol se filtraba por las cortinas de la pequeña ventana del cuarto. Sentía su presencia, su calor detrás de ella, por lo que enseguida giró el rostro y se sonrojo. Adam la miraba fijamente
hipnotizado. Suspiró y acurrucó en su pecho, se sentía tan bien estar asi con él.

Aquello estaba representando un verdadero martirió para él, pero habia logrado que ella durmiera más de ocho  horas seguidas.

—Buenos dias —susurró levantando su barbilla para verla directamente —¿Dormiste bien? —cuestionó y entonces sintió como ella seguia apretándolo y abria los ojos con sorpresa al percibir su miembro duro —¡Mierda Ayla! No hagas eso —gritó haciendo a la joven reir.

—Yoo... lo siento —murmuró con las mejillas rojas alejándose, y entonces su pequeña duda habia quedado más que resuelta. Adam Ferrer no era gay.
Lo vio levantarse y salir de su habitación sin decir una palabra, observó la puerta parpadeando sin reaccionar a la escena más extraña que habia experimentando.
A sus veinticuatro años y a pesar de ser modelo conservaba su inocencia, con Zev jamás llegó a esos extremos y  lamentaba no haberle dando la oportunidad de vivir esa experiencia.

¿Qué le estaba pasando con Adam?
¿Debia dejarse llevar? Era consciente que él no daría el primer paso, algo lo privaba y ella averiguaria qué. Comenzaba a creer que era demasiado tarde para frenar aquellas sensaciones que a pesar de sus resistencia insistia con avanzar, si no podia pararlo entonces lo disfrutaría. Si concirliar el sueño entre sus brazos no era una señal  ¿Qué lo era?

Entró a la cocina y se sentó en una de la butacas apoyando su codo encima del mesón mientras lo observaba desenvolverse en la cocina sin ningún problema.

—Gracias por de anoche, de alguna forma consigues que duerma más de lo normal —expresó viendo como el depositaba un plato frente a ella con algunos paqueques y miel.

—Me alegra ayudar —respondió atreviéndose a mirarla, dejo salir el aire contenido y se acercó acunando su rostro entre sus manos —no las maquilles —suplicó bordeando sus ojeras —las eliminaremos —afirmó y sonrió negando, era conciente que la escena de la mañana la habia tomado por sorpresa, haciéndole saber que por muy famosa y hermosa que fuera aquella mujer jamás habia estado tan cerca de un hombre. ¿Por qué él? y aunque lo negara huía, intentaba huir de ella siempre que podía, por temor a no poder controlarse o peor aún enamoradonse.  Pero verla ahí, sentada, siendo ella, actuando natural. ¿Como detendria la arrolladora necesidad de sentirla, de tenerla cerca?

—¿Como? Apenas y puedo dormir dos horas —cerró los ojos y sintió su caricia por unos segundos hasta que percibió su movimiento para alejarse, actuó rápido y lo tomó de la mano —no lo hagas —aquello lo tomo de sorpresa. Esa pequeña mano rodeó su muñeca impidiendolo escapar y con pasos lentos se pegó a cuerpo.

Adam sentia que en cualquier momento dejaba de respirar o capaz ya estaba en el cielo.

Sus ojos grisáceos lo miraban con deseo, su piel ardía bajo su tacto.  Su cuerpo dolia, estaba tensó observando  sus labios con lujuria. Ayla respiraba agitada a tan solo unos centímetros de él.

Todo se detuvo en su interior, Adam estaba entre la espada y la pared, y aunque terminara por estrellarse no se alejaria.

—Me estás volviendo loco —admitió perdiendo el control sobre si mismo, cualquier pensamiento que lo obligara a detenerse. Desesperado por sentirla y sin más sus labios atraparon los suyos, dejándose llevar.

Cautivadora belleza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora