Capítulo 3

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Capítulo 3

El vuelo había sido agradable, Ayla sentía que regresaba a su hogar cada vez que llegaba a New York. Sentia el calor familiar y a la vez regresaba el dolor. Había tomado un vuelo directo a Paris con la intención de cumplir sus sueños, pero, sobre todo huyendo de aquel fatídico día que le cambió la vida para siempre, que le dejó aquella cicatriz en su cintura cubierta por maquillaje la mayoria de las veces. Tenerla era una marca, era llevar consigo el recuerdo de su primer amor, aquel que tuvo, con el que experimento y conoció al mundo, su Zev que ya no respiraba aun cuando prometió que su corazón no dejaria de latir. Dolía, aún no lograba superarlo por completo, se habia negado completamente a recibir ayuda psicológica aún asi era consciente que necesitaba soltar todo lo ocurrido esa noche.

Miraba por la ventana del taxi con una sonrisa recordando las palabras que le habia soltado a Alonso "Voy a rehacer mi vida" y estaba dispuesta a volar. De Cloe, una chica que la admiraba y siempre iba a sus desfile aprendió dos cosas, las mariposas son muy bonitas como para complicarse la vida y en segundo lugar. Una sonrisa puede cambiar el dia de una persona y sabía que la de ella cambiaba la de muchos. Hasta ese momento no había sido consciente de la gran cantidad de chicas y jóvenes que la veían como un ejemplo a seguir.

Una vez se concentró en la realidad, observó el frente con un mueca. Gilu, su estilista tenía razón, habia un atasco en la avenida que la tenían con una hora y media de atraso para llegar a la reunión con el fotografo de la próxima colección de D'sfloral y con insistentes llamadas de Alonso. Volvió a insistirle al chófer.
«Alonso me matará » pensó la joven al ver que apenas se comenzaban a movilizar los vehículos.

El día de hoy era importante, él se lo había repetido una y otra vez, por fin cerrarían el contrato que tanto
estuvo anhelado y Ayla era una persona clave para llevarlo a cabo, al menos eso era lo que su amigo le había notificado. Por ello hoy se había tomado su tiempo para arreglarse.
Estaba vistiendo un jean con diseños florales y muy ajustado, llevaba
una camisa ajustada blanca de D'sfloral, con un bléiser del mismo diseño que el jean. Sus pies iban cubiertos por unas zapatillas de color plata de dos centímetros que la hacian ver más alta de lo que ya era. En su rostro solo habia aplicado un poco de mascarilla negra a sus pestañas claras y habia pintado sus carnosos labios de un rosa pálido para no llamar tanto la atención, intentando que estos se vieran menos carmesí de lo que de
por sí eran.
Paso una mano por su cabello y gruño cuando su teléfono sonó una vez más. Alonso. La habia preparada para tantas cosas pero no para superar los ataque de nervios y estrés, de por si estaba molesta ante la idea de que iba bastante atrasada.

—Juro que estaré ahí en unos segundos—dijo, escuchó como él suspiraba y habló algo al otro lado antes de colgar.
Gracias al cielo él era su amigo y la entendería. O eso esperaba.

***

Quince minutos después sus zapatillas repicaban contra la fina cerámica del hotel donde se llevaría a cabo la reunión, dejó soltar un suspiro antes de adentrarse en la sala de conferencias.

—Buen dia, siento la tardanza —pronunció depositando su mirada en Alonso, sabiendo que en ese momento era el centro de atención. Nunca en su vida habia lamentando tanto llegar tarde a un lugar hasta que vio la mirada de su amigo.

Alonso suspiró con alivio al verla y se acercó rápidamente susurrando un «¿Te encuentras bien?».

—Estoy perfecta, no te preocupes —respondió la joven caminando hasta la silla ubicada a un lado de Alonso. Al levantar la mirada Ayla agradeció haberse sentado o estaría justo en ese momento en el piso.

Dos pares de ojos (sin contar a los de Alonso,Kiera, Taylor y el abogado Gustavo) la observaban divertidos. Él sabia perfectamente quien era. Respiró profundo y pasó saliva, para atreverse a mirarlo. Adam volvía a toparse con su persona, eso no podía ser una simple casualidad. Algo le decía que debía correr, pero a la vez había algo, esa pieza que aun no lograba comprender y que quizás era lo que en todo ese tiempo estuvo buscando.

Cautivadora belleza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora