Capítulo 9

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Capítulo 9:

Abrió los ojos de aquel hermoso sueño con Zev, percantadose de que no estaba sola en aquella cama. Adam dormia al otro lado de la cama manteniendo la distancia con su cuerpo.

Se levantó y dirigió a la sala a observar aquel lago que tanta paz le hacia sentir. 

Habia pasado mucho tiempo, dicen que un duelo dura un año máximo, Alonso habia intentado convencerla de ir al psicólogo pero ¿Cual era el chiste de ir a contarle tus problemas o traumas a otra persona que te dejaria en un estado mucho peor? esos pensamientos y muchas otras cosas pasaban por la mente de Ayla.

Miró el cielo uniendo cada estrella que forma la constelación de la osa mayor. Rememorando su noche favorita junto a Zev.

–¿Estás lista?

–Nunca en mi vida lo he estado tanto.
Zev asintió. Pasó saliva y acarició sus mejillas con ternura. Descendió
paseando sus dedos por su cuello apartando su cabello hacia atrás.  Le dio un beso fugaz y comenzó a caminar a su auto. Una vez dentró le tendió una cinta.

—Una vez me dijiste que te llevará a conocer los sitios ocultos de New York, aquellos lugares de en sueños —Ayla tragó saliva tomó la cinta —te tengo una sorpresa pero debes colocarte esto —dijo apretando la cinta sobre sus manos mientras comenzaba a conducir. 

Sin poder evitarlo llevaba una sonrisa en el rostro y Zev no podia sentirse más que afortunado. Al llegar a una vieja biblioteca donde trabajaba su abuelo la ayudó a emerger del vehículo y guió sus pasos. No era consciente de nada solo de su mano en su cintura que la sostenian mientras avanzaban. Al descubrir su vista se queda muda, solo es capaz de obsevar aquel hermoso firmamento, la mesa en medio llena de rosas de papel con la cena servida.

—Zev —murmuró señalando el estudio.

—Impresionante ¿no? pero lo mejor no es esto, pero si quieres saber más primero mi lady la invito a cenar —tendió su mano para que diera el primer paso para acercarse a la mesa.

Entre risas y cuentos de su dia a día disfrutaron de la hermosa velada, una vez terminaron de comer Zev se levantó y la invitó a seguirlo. Recorrieron todo el pasillo hasta el fondo donde habian unas escaleras que combinaban con el alfombrado de las paredes. Se dejó guiar a ciegas, confiaba plenamente en él. Al culminar las escaleras abrió otra puerta y dejó ingresar seguido de él. No encendió ninguna luz, no era necesarió, se acostó en medio de unas corchonetas y palmeo el hueco a su lado animándola a imitarlo.

Una vez acostados de caras al cielo, soltó una carcajada feliz por aquella noche.

—¿Siempre me llevarás a sitios con vistas hermosas? —cuestionó acurrucandose en la calidez de sus brazos.

—¿Te gusta que lo haga?

—Me encanta.

—Entonces siempre lo haré, mira hacia arriba —pronunció entonces dirigiendo su dedo a una estrella —esa es la estrella que comienza la constelación de la osa mayor —comenta trazando su forma repetidamente —siempre que la mires y si estoy lejos de ti, solo imagina que yo estoy en otro lado mirándola al mismo tiempo que tú. Esta será mi promesa Ángel, siempre te llevaré a lugares hermoso aunque no haga falta porque tu eres parte de esa constelación —Ayla alejó su mirada del cielo para perderse en su ojos plateados.  Esas eran las palabras más bonita que le habia dicho, Zev sabia que era más que su novio, era su amigo, aquella persona a la que te acostumbras a tener a su lado, que su simple ausencia por unas horas cuesta trabajo.

—Espero nunca tener que mirar las estrellas si no es a tu lado —expresó antes de recortar la distancia que los separaba.

Brincó al sentir unas manos rodear su cintura.

—Si me decian que te encantaría tanto este lugar no lo hubiese pensado ni un solo segundo —escuchó a Adam susurrar en su oido.

—Me traen buenos recuerdos —mencionó quitando las pocas lagrimas que habia derramado.

—Los buenos momentos no deberían hacerte llorar —expresó dandole la vuelta.

—Pero lo hace el saber que esa persona ya no volverá —murmuró dejando salir lágrima tras lágrima. Adam tragó saliva, estaba sin palabras, asi que hizo lo que la noche anterior habia hecho, abrazarla.

Ayla estaba decidida, de alguna forma intentaria pasar de página, se suponia que tenia todo bajo control, pero regresar de forma continua a New York  no la habia ayudado. Sentia que habia regresado al punto de inicio. Siempre habia conseguido mantenerse en la raya, podía disimular su estado de ánimo pero desde que conoció a Adam Ferrer su mente volvió a traicionarla.

—Con el tiempo puede que sea más fácil, quizás necesitas un poco de ayuda con eso hermosa, no conozco la historia pero seguro que esa persona no quiere ver como la luz de un Angel se extigue —habló levantando su rostro haciendo que lo mirará directamente.

Adam no conocia la historia detrás de su sonrisa, pero sabia que algo habia marcado la vida de aquella chica de forma irreversible y lo que un dia fue, ya no estaba. Alonso le había comentado algo de una pequeña ayuda psicológica que Ayla nunca habia aceptado y si él podia hacer que lo hiciera, lo haria.

«¿Por qué demonios se tenian que parecer tanto» pensó Ayla perdida en el reflejo de sus ojos grisáceos.

—Entonces ayudame a revivir, a reencontrarme con la verdadera Ayla D'Angelo, la que se quedó aquella noche perdida debajo de un auto con llamas a su alrededor. —musitó

Me encantó escribir este capítulo, espero que les gustes.

Zev era tan lindo, que triste que solo sea parte de un recuerdo.

Adam 😍😍😍cada vez me enamora más ¿ustedes que dicen?

Cautivadora belleza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora