CAPÍTULO I: "NO ME SEAS FINO"

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Salí del ascensor haciendo sonar mis botas de tacón por toda la planta del edificio de la CEO. Nathan, vestido como siempre de negro y de brazos cruzados, estaba parado entre las dos puertas de cristal que separaban el largo pasillo que daba a la oficina principal.
Acelere mi paso, decidida y enfadada, hasta llegar a él. 


- Aparta.-Dije con voz firme viendo como él se colocaba frente a mí para evitar mi entrada al despacho.


- Sabes de sobras que no puedo dejarte pasar Kay. - Su mirada bajó hacía mis ojos.


- Como tú también sabes que, por mucho que lo intentes, voy a entrar ahí dentro. - el achino los ojos, sabiendo que probablemente tenía razón.


- Kayla...- Nathan no pudo acabar de hablar, ya que clavé mi tacón en la punta de su pie.

Su cuerpo se inclinó hacia delante, dejando un hueco entre las puertas de cristal y su ancha espalda por el que me deslice tranquilamente.

- Te recuperarás grandullón. - Empuje las puertas de cristal entrando decidida.


El despacho entró en mi campo de visión de inmediato. Las paredes blancas eran decoradas por grandes estanterías de madera llenas de diferentes archivos y libros de colores. En medio de la estancia un sofá de cuero negro y un gran escritorio enmarcaban la habitación, junto a el un hombre algo mayor, de pelo blanco y grandes gafas, que reposaban en una larga nariz , precedía la silla tras la mesa. No se molestó en levantar la mirada de los papeles que estaba leyendo al escucharme entrar.


- ¿Cómo estás Kayla?- dijo sin despegar la vista de los informes frente a él.


Poco después Nathan entraba por la puerta con la cara roja y algo agitado. No supe identificar en el momento si el color rojo de su rostro se debía al pistón, o al cabreo de verme dentro de la oficina.

Le sonreí de lado, altanera mientras el segurata recuperaba la compostura. 


- Señor... ella...- Intentó decir señalándome pero sin dejar de mirar al hombre tras el escritorio.


- Sé como es Nathan, no te preocupes puedes retirarte.- Este salió del despacho no sin antes dirigirme una mirada de odio a la que contesté con un guiño y una sonrisa ladeada.


Con paso firme, y borrando mi sonrisa, me acerque a donde estaba y tiré encima del robusto escritorio de madera un conjunto de archivos sin preocuparme de por donde caían. Consiguiendo que el señor Smith levantara su mirada de las hojas en sus manos hacia mí.

- No lo haré.

Eso Kay mantente firme.

- ¿Cómo estás, Samuel? Muy bien Kay, ¿Y qué tal te ha ido el día? Muy bien hasta el momento en el que apareciste como una loca golpeando a mis empleados. - Dijo de manera irónica y agudizando su voz mientras recogía el informe que había tirado sobre su mesa. - ¿Qué pasa con esto?


- Que no lo voy a hacer.- Afirmé mientras me dejaba caer en el sofá de cuero subiendo mis pies al escritorio.


- ¿Por qué no? ¿Has acabado de leer el informe?- Pregunto bajando sus gafas para observar mis pies sobre su escritorio- Compórtate Kay.- Bajé los pies rodando los ojos.- ¿Has llegado al final? Hay unas fotografías que podrían interesarte.

Negué con la cabeza. Y él rodó los ojos.

Volvió a darme el archivo mientras observaba el lugar donde habían estado mis botas segundos antes.
- No me seas fino. - Bufé recogiendo el archivo y viendo como pasaba la mano por la zona donde habían estado mis botas, como si limpiase del escritorio de un polvo imaginario.- Exagerado.

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