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El domingo no fue muy diferente al sábado. Tal vez con la única diferencia de que James y Albus hicieron más travesuras pero nada que Eileen no pudiera controlar y de hecho, los cuatro la pasaron bastante bien. Rieron y jugaron hasta desvanecer.

Por la tarde, Eileen hizo varios cupcakes y los niños estuvieron muy emocionados por decorarlos y después comerlos. Por supuesto que la cocina terminó hecha un completo y total desastre luego de una pelea de harina, glaseado y chispas de colores.

Lily fue la primera en caer profundamente dormida en el sofá individual abrazando su conejo para evitar que James o Albus lo escondieran de nuevo. Eileen la cubrió con una manta mientras vigilaba a los otros dos niños que seguían jugando en la sala, ya más calmados que en la tarde. Antes los había mandado a dormir, pero los tres quisieron esperar a que llegara su padre para recibirlo y Eileen no pudo decirles que no.

La chica estaba en el sillón más grande leyendo un libro mientras los miraba de vez en cuando. Les había dejado un plato de galletas que hizo mientras decoraban los cupcakes, y también les dejó un gran vaso de leche a cada uno para que comieran algo mientras hacían sus cosas y esperaban a su padre pero el tiempo pasaba y no había señales de que Harry regresara.

El siguiente en caer profundamente dormido fue James, se había sentado en el mismo sillón donde Eileen estaba con una de sus figuras y cuando se dio cuenta, el niño ya estaba roncando. El último en quedarse dormido, fue Albus. Él se quedó dormido en la alfombra junto a los juguetes esparcidos por el suelo.

Eileen se puso de pie en silencio y fue en busca de algunas mantas. Primero cubrió a James y luego cargó a Albus para colocarlo en el sofá y también lo cubrió con una de las mantas. Apagó las luces, dejando prendida únicamente una lámpara y comenzó a ordenar un poco sin hacer mucho ruido.

Al mirar la hora, se dio cuenta de que eran poco más de las once y ella también se estaba quedando dormida en el sofá junto a Albus. Harry había dicho que llegaría por la tarde pero no había rastro alguno de él. Sabía que no debía preocuparse pero se sentía mal porque los niños no vieron a su padre como querían.

Eileen casi se deja inundar por el sueño cuando escuchó que la puerta de la entrada se abría. Liberó un gran bostezo antes de mirar hacia atrás y ver a Harry entrar, dejando su maleta en la entrada.

El hombre le dirigió una sonrisa de disculpa y ella se puso de pie para evitar que los niños se despertaran.

—Lo siento —se disculpó él azabache— debía llegar antes pero no me dejaban ir.

La chica le dirigió una cálida sonrisa.

—No pasa nada. Los tres querían esperar a que llegaras pero se quedaron dormidos.

Miró rápidamente a sus tres hijos.

—Lo siento, de verdad —Harry estaba verdaderamente apenado. También quería pasar un rato con sus hijos.

Accidentally in love ⇝ Harry J. Potter ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora