━𝗘𝗥𝗘𝗡 𝗝𝗔𝗘𝗚𝗘𝗥 ፧ ❝𝗬𝗢𝗨𝗥 𝗕𝗢𝗬𝗙𝗥𝗜𝗘𝗡𝗗❞.

―𝑭𝒂𝒎𝒊𝒍𝒚.

✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*
Ama el hecho de tener una familia contigo.
✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*

La mañana radiante era percibida a través de las ventanas, esas mismas que se encontraban dentro de la cocina color piel. El ojiverde se encontraba aún con su pijama, quien de manera gustosa y con algunos bostezos, realizaba el desayuno.

Algunos pancakes que obtenían distintas formas, para luego, decorarlo con crema batida y alguna fresa para visualizarlo mucho mejor y sencillo.

Y es que, a su pequeño hijo de seis años, le encantaban los pancakes en forma de dinosaurio.

—¡Papá, buenos días!—Correteaba por los pasillos hasta conducir a la cocina.

El grito amistoso provocó que Eren, volteara a observar el pequeño niño con su pijama de héroes, corriendo hacia él con los brazos extendidos.

—Buenos días, mi lindo campeón—Esbozó una tierna sonrisa, al cargar al niño hasta abrazarlo gentilmente.

—¿Estás haciendo pancakes?—.

—Claro, y de los que tanto te gustan—.

—¡Bien! Así seré grande y fuerte como un dinosaurio—Emitió con su dulce e inocente voz.

—Tú serás mejor que eso, campeón—.

—¿Alguien cómo tú? Porque de grande quiero ser igual que mi papá—Señalaba al castaño con energía.

Comentarios tan expresivos como ese, le hacían sentir un enorme sentimiento inexplicable. Tal vez satisfacción de ser el héroe de su hijo, o tal vez por la simple dicha de sentirse en otro mundo con él.

—De grande serás lo que más desees ser, ¿de acuerdo?—Dió un corto beso en su cabeza, transmitiendo seguridad—Apaguemos la estufa y vayamos a ver a tu linda madre—.

—¿Aún no ha despertado?—.

—No, pero tendrá que hacerlo—.

Eren apagó respectivamente la estufa, dejando todo en su debido lugar para el desayuno. Cargando a su hijo, caminaba por los pasillos del hogar mientras ambos tarareaban una canción de cuna.

A su hijo parecía distraerlo, y eso era divertido hacerlo. Ya que amaba compartir pequeños momentos junto con él.

Al haber llegado frente a la habitación, la puerta color marrón era abierta de manera lenta por tu esposo. Ya que, no deseaba despertarte de un golpe.

—Recuerda hacer silencio, no querrás hacerla enojar—Susurró para el niño, mientras el asentía con la cabeza.

Eren lo posicionó nuevamente en el piso, para que él fuese a recorrer esos pequeños metros hasta ti.

—Oye, mamá~—Llamó dulcemente—¿Ya te despertaste?—.

Preguntó de manera sencilla al observarte aún envuelta en sábanas.