Capítulo 2 - El Nacimiento del Héroe.

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Nacimiento del Héroe.

Ultra en medio de la noche, mientras Elizabeth dormía cansada sobre su hombro. El coloso mantenía el libro de cuentos cerca de su casco, pues intentaba leer, pero no lograba comprender los garabatos plasmados en aquel papel. Lo intentó durante horas y horas, pero sus esfuerzos no dieron frutos. Hasta que la luz del día invadió la habitación a través de las ventanas, se podían escuchar los pájaros cantar, mientras que Ultra se encontraba inmerso en entender aquella escritura, finalmente Elizabeth despertó. La hechicera abrió sus ojos, se separó de Ultra para estirarse, lo miró de reojo.

— Buen día, pequeño. ¿Qué es lo que haces? — preguntó al ver que cómicamente Ultra sostenía un libro demasiado pequeño para sus enormes manos. Ultra dejó caer el libro en la mesa, cruzándose de brazos, fijándose en un punto en la pared, parecía molesto o estresado.

— ¡Es imposible! ¡No lo logré leer! — exclamó con ira aquel coloso, levantando bastante la voz. Elizabeth soltó una breve risilla, tomando el libro, lo abría en la primera página y se lo acercaba a Ultra.

— Tranquilo pequeño, no te estreses, yo te enseñaré ¿Si? — decía con una voz dulce y calmada, posando su mirada sobre el casco de Ultra. El grandullón se calmaba con la voz de Elizabeth, pues ella tenía un don para hacerle saber al Titán que todo iba a estar bien.

Ambos se pasaron la mañana en ese sillón, Elizabeth le enseñaba a leer poco a poco, mientras que Ultra con una capacidad de aprendizaje impecable, memorizaba todo lo que aprendía, hasta el punto en donde aquel coloso comenzó a leer sin tropezarse. Y todo esto en una sola mañana. En cuanto terminaron, Elizabeth caminó hasta la cocina con el objetivo de preparar su desayuno, a la vez que Ultra comenzaba a devorar los libros de la estantería, estaba ansioso por adquirir los conocimientos que guardaban.

Elizabeth no se percató que Ultra, parecía un erudito por tantos libros que le rodeaba, como si se tratase de un santuario. Decidió dejarle en paz mientras veía sus propios asuntos pendientes, cómo escribir cartas, anotaciones e investigaciones. Tras una larga tarde de trabajo, Elizabeth se estiró en su silla, se levantó, giró su mirada hacía Ultra y se sorprendió de lo que vería.

— Ultra... — dijo con un tono de voz enternecedor, pues se le ablandó el corazón al ver aquella armadura portando una capa azul; las cuales eran sábanas que había sacado de la cama. Elizabeth al fijarse bien, se dio cuenta que todo lo que le rodeaba a Ultra, eran libros de cuentos de distintos héroes, al parecer estaba muy feliz e inspirado leyendo aquellos relatos.

— ¿Por qué te pusiste eso? — preguntaba señalando la capa, a lo que Ultra respondió con total entusiasmo, levantando su mirada a Elizabeth. — Porque los héroes traen capas, y me gustan mucho los héroes, y las capas. — Ultra se colocó de pie, haciendo retumbar la habitación con aquella estruendosa armadura, se veía su figura ponerse erguida, con hombros atrás, puños cerrados y mirada en alto, golpeó su pecho con su puño.

— ¡No habrá piedad con los villanos! ¡Pues quien nace por hierro, muere por hierro!

Parecía que Ultra deseaba interpretar a un héroe a juzgar por su pose y frase fuera de lugar, pero Elizabeth no hizo más que soltar una carcajada, cubriendo sus labios con la palma de su mano. Ultra tan rápido terminó de leer, pidió permiso a Elizabeth para salir, en cuanto se lo concedió, este salió disparado hacia fuera.

El coloso fue más allá del bosque, estaba caminando entre los árboles, recogiendo del pasto flores de distintos colores que se encontraba. Mientras caminaba mirando al suelo, evitando pisar hormigas, plantas, pequeños arbustos y varias ardillas, llegó a notar varios ruidos algo fuertes delante de él.

El Renacido del Hierro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora