PERCABETH ONE SHOTS «Canon Version»

Sk8er gal

O,

Donde la primera guerra acabó y es ese breve pero feliz período de tiempo en el que Annabeth y Percy consiguen ser una pareja normal de adolescentes. Su próxima gran aventura es que ella aprenda a patinar en skate.

—¡No quiero hacer esto, Percy! —protestó, tratando de soltar su brazo del agarre de su novio— . ¡Déjame ir!

Percy estaba decidido a no dejarla ganar hoy, así que simplemente la sostuvo con fuerza, aunque no la suficiente para herir. Tenía una gran sonrisa en su rostro mientras arrastraba a su quejumbrosa novia hacia el parque. 

Era un agradable día de otoño; un poco frío, pero perfecto para patinar y aterrorizar a bonitas chicas rubias.

—¿Quién era la chica que me suplicaba que le enseñara la semana pasada? Parecía bastante emocionada.

—¡No tengo idea, no la conozco! —ella tiró con insistencia de su mano, intentando cambiar su dirección—. Ahora, vamos... Vamos a comprar una hamburguesa, o algo así —volvió a tratar.

Él se rió, dejando rodar su patineta y usando ambas manos para envolverla en un apretado abrazo. De esa manera la paseó entre las vallas.

Se habían saltado las clases después del almuerzo y ahora estaban en el skatepark local. Se encontraba bastante vacío a esa hora del día salvo por algunos rezagados que fumaban en un rincón, como en un día regular y común en el barrio.

Annabeth finalmente paró de luchar cuando llegaron a las rampas. Sin embargo, lucía lista para salir corriendo en cualquier momento.

Se veía especialmente hermosa hoy con lápiz labial rojo sangre y sombra de ojos plateada, haciendo que esos deslumbrantes ojos grises resaltaran por completo, y la raya teñida de gris en sus rizos hacía juego con la de él. Los mortales solían pensar que era sólo un bello gesto de pareja, como tatuajes complementarios, pero ambos sabían que aquella marca simplemente reforzaba aún más su conexión.

Y con el ceño fruncido grabado en su expresión, su mejilla ligeramente abultada y sus labios comenzando a formar otro puchero involuntario, era más que linda.

—Ya estamos aquí, bebé. Ya no tiene sentido quejarse.

—No tienes permitido llamarme bebé en este momento. Estoy rompiendo contigo —dijo, poniendo su cara más seria.

Percy solamente resopló.

Ella tenía los brazos cruzados con determinación sobre el pecho mientras miraba por encima de la rampa empinada. Pero no estaban patinando allí. Al menos no hoy. Él tomó su mano nuevamente y se movió hacia el otro lado del parque, deteniéndose en las rampas para niños, las cuales eran estériles y perfectas para principiantes.

—No soy una niña, Percy —se quejó—. Si vamos a hacer esto, será mejor que lo hagamos bien.

En ese momento, una de sus amigas de la escuela, Ellie, quien estaba en las grandes rampas, salió disparada ruidosamente por la pendiente a una velocidad vertiginosa. Era una especie de jactación, cruzando el borde de la rampa del otro lado y haciendo un fakie mientras hablaba casualmente con uno de los otros patinadores allí.

Sí, justo después de ver que Annabeth no tenía problemas en patinar en las rampas para niños. 

Percy sabía que su novia ya estaba haciendo una nota mental para asegurarse de molestarse por eso más tarde. Ahora mismo su mayor prioridad era no morir.