[ROB]

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El viernes estaba por concluir para Gumball, luego de la agradable salida improvisada que tuvo con Dog.

Caminaba tranquilamente por el atajo del parque para despejar su mente y disfrutar la vista del sol que se estaba ocultando mientras hacía aparecer las primeras estrellas nocturnas.

No obstante, el peliazul no estaba solo. Una figura alta, con pelos castaños y un parche en el ojo izquierdo lo seguía a la distancia.

Fue hasta que Gumball estaba cerca de un faro, donde sintió una mano tras de él que lo hizo gritar del susto.

Cómo si fuera una película de horror, el alumbrado falló y la energía del foco subía y bajaba mientras el intimidante némesis reía diabólicamente.

— ¡Gumball Watterson! No volvemos a encontrar. – Sonreía con superioridad el de parche.

— Roger... – Murmuró con drama el felino.

— Es Rob.

— Estuve cerca.

El castaño carraspeó intentando volver a su rol maligno.

— Viejo rival. Luego de tiempo observando desde lejos, pude encontrar tu talón de Aquiles actual. – Rió con malicia Rob.

— ¿Eh?

— Me refiero al condenado boleto extra a Daisylandia.

— Oh. Oh... ¡Jamás podrás robarlo de mis frías manos! – Dramatizó Gumball cerrando los ojos y haciendo un puño con su mano. — Lo digo porque no tendré los boletos hasta el lunes, así que, ¡Ja, gané por default!

— Querido Gumball, ¿Quién habló de robarte el boleto? Pensé en algo mejor... – El de parche se acercó más al chico gato para estar a su altura.

— Demente, ¿Qué piensas hacer?

— Pienso... – Rob tomó del hombro a Gumball. — Pienso hacer una tregua contigo.

— ¿Perdón?

— Cómo me oíste. Si me eliges, prometo hacer una tregua justa y no matarte.

Gumball en vez de reír por la propuesta o burlarse, se sintió triste, y eso Rob lo notó.

— Quieres decir... ¿Ya no quieres ser mi rival?, ¿Fue porque te molesté hablándote con otro nombre? Si es así, puedo disculparme. – Empezó a balbucear el peliazul hecho un lío.

"Esa no es la reacción que esperaba". Pensó culpable el glitch.

— No lo malinterpretes, claro que quiero seguir siendo tu némesis. Solo pensaba que podíamos conocernos mejor estando más tiempo juntos. Imagínate cómo serían nuestras siguientes peleas si supiéramos mejor nuestras fuerzas y debilidades. A eso quiero llegar.

"¡Ja! ¡Qué inepto!, Todo es parte de mi malévolo plan para causar un accidente en los juegos mecánicos y deshacerme de él.". Pensaba realmente Rob, ocultando sus intenciones.

— ¿Lo dices de verdad? – Miró con esperanzas Gumball.

— Lo juro por mi interminable odio que tengo hacia ti. – El castaño levantó su mano como forma de promesa.

— Pero espera... Aún tengo a otras personas a quienes también les prometí hablar sobre el boleto.

— Se que tomarás la decisión correcta, Gumball. Soy yo, o tus amigos. – Chantajeó Rob colocando una mano en la barbilla del felino.

— Eres tan diabólico y ruin... Eres el mejor némesis del mundo. – El peliazul tomó de las manos al de parche. — Y eso no se lo digo a cualquiera.

Rob bajó la guardia ante el abrazo que recibió después, y las dulces palabras de Gumball.

— Por cierto, si preguntas porqué confundo tanto tu nombre... Lo hago a propósito. No sé que sea, pero es lindo ver tu cara enojada ¿No sonará raro?

— ¡Se supone que soy malvado, no soy lindo!

— Ja, ja, ja... Lo sé. – Sonrió de nuevo el peliazul, soltando las manos de Rob y dejándolo con la piel erizada. — ¡Te veo el lunes, Rob!

El silencio llenó el parque junto con las estrellas.

El castaño veía como su enemigo jurado caminaba como si nada a su hogar, luego de dejarlo indefenso, como si le hubiesen dado un golpe a su pecho. Ahora su corazón no podía calmarse.

"Necesito ganar ese boleto."

Fue lo único que pensó regresando a casa, ansiando el condenado lunes.



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No podía faltar el dibujo culero del día--

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No podía faltar el dibujo culero del día--

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