[ALAN]

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El martes llegó y Gumball hacía lo imposible para no llamar la atención.

¿Cómo intentó esto último? Simple, vistiendo completamente de negro y utilizando gafas oscuras con la esperanza de que no lo reconocieran.

¿Qué consiguió a cambio? Miles de halagos por su nuevo estilo y una que otra condolencia por su "familiar" muerto.

Al estar en el patio de la escuela, Darwin decidió hablar con su hermano, quien ahora se ocultaba tras un bote de basura.

— Viejo, deberías cambiarte, estás llamando tanto la atención que hasta Carry me ofreció su carroza fúnebre.

— Número uno; ni loco pienso volver a buscar un cambio de ropa en la escuela, las otras veces me obligaron a utilizar vestidos que me hacían ver gordo o no había ropa suficiente.

— Bien, en eso debo concordar, no te quedan los vestidos verde, ¿Y lo segundo?

— ¡He estado tratando de evitar a todos, pero parece que hago lo contrario!

— Me pregunto si es porque tienes algo que ellos quieren o porque pareces un emo del 2007.

— ¡No insultes los 2000!, eran épocas de oro. – Exclamó Gumball juntando sus brazos.

— ¡No estoy insultando nada, también estuve en esos años como tú!

— ¡Chicos, dejen de discutir! – Habló una tercera voz llamando la atención de los hermanos. Era Alan. — Oh, disculpen, ya veo porqué están gritando...

— Antes de que se te ocurra decirlo, no. No se murió nadie. Gumball solo está tratando de ocultarse de los demás. – Explicó con rapidez el pelinaranja, haciendo suspirar de alivio a Alan.

— ¿Podría, por favor, hablar a solas con Gumball? Quizá eso ayude.

— No, no, no. De ninguna manera, lo último que quiero es un sermón de tí. Vámonos a otro... – Gumball se quedó en silencio al darse cuenta que su hermano murmuró un pequeño "buena suerte" a Alan para luego largarse.

— Recordaré esto en Daisylandia, Darwin. – Se quejó entre dientes el peliazul sabiendo que no podía escapar del chico bonachón frente a él.

— Gumball, ¿Porqué trataste de ocultarte?

— No lo sé, quizá porque toda la escuela está tras de mí por tener un boleto extra a Daisylandia. – Contestó con molestia el peliazul. — ¿No estuviste en el autobús ayer?

— Oh, no. Ayer me enfermé y falté a clases. Volviendo a tu problema, si te incomoda la atención que estás recibiendo ¿Porqué no se los expresas?

— Si me atrevo a decir algo así, tengo un gran porcentaje de probabilidad de que me terminen odiando.

— ¿Porqué lo dices? Si son tus verdaderos amigos, no harán un revuelo solo por un boleto.

— De acuerdo, dejemos algo claro. En primer lugar; en verdad te hace falta saber cómo es la gente cuando les niegas algo gratis; y en segunda, ¿Acabas de escucharte? No es un boleto, es el boleto ¡Estamos hablando de Daisylandia!

— No es por ser ignorante pero, ¿Qué tan especial es ese parque?

— ¡Viejo, ese lugar tiene de todo! Juegos mecánicos, comida chatarra, botargas que se tiran al suelo cuando gritas "¡Ahí viene Andrew!", tiendas de regalos, y bolsas de vomito gratis, en caso de que decidas entrar a la montaña rusa. – Terminó de explicar Gumball casi desmayado por lo rápido que habló.

— ... No te convenceré de que hables con los demás ¿Cierto?

— No.

Alan dió un suspiro derrotado.

CHOOSE ME! [TAWOG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora