CHOOSE ME! [TAWOG]

[GANADOR]

"Llegó el día". Se seguía repitiendo frente al espejo Gumball.

Estaba en los baños de la escuela implorando a cualquier divinidad para librarse del lío en el cuál se metió.

No sabía a quién elegir.

Con todo lo sucedido en la semana y los buenos tratos que le hicieron sus compañeros, su mente se encontraba hecha un caos al darse cuenta de que sería difícil escoger a solo una persona.

Si fuera por él, elegiría a todos.

— Okey, puedes salir de esta, Gumball. Sólo has lo que se te da mejor... ¡Improvisar! Y por improvisar, me refiero a escoger a la primera persona que vea y decir que ganó.

El chico peliazul mojó su rostro con agua del grifo para golpearse un par de veces la cara. Tenía que ser firme si iba a aplicar ese plan.

Era eso, o cambiar de nombre y ciudad en caso de que todos lo terminaran odiando.

Sin embargo, al salir del baño se encontró con todos los chicos esperándolo.

"¡Oh, por favor!". Gritó internamente.

Por otro lado, detrás del grupo que esperaba la respuesta de Gumball, se encontraban Sara y Darwin reposando en los casilleros.

— ¿Para qué son las palomitas? – Preguntó extrañado el pelinaranja.

— Conociendo a Gumball, estoy esperando un plot twist.

— ¡Qué coincidencia!, venía por lo mismo. Te contaré cuando termine de ver esto.

— ¿Doble plot twist?, ¡Genial!... ¿Quieres un poco? – Ofreció la chica rubia sus palomitas.

— ¡Gracias! – Aceptó amable Darwin viendo de reojo a su hermano, sabía que la situación acabaría mal.

— ¡Hola Gumball!, Esperamos no haberte asustado, nos preocupaste cuando notamos que aún no entrabas al salón. – Alan habló por los demás.

— Si, también de casualidad queríamos saber si decidiste por un ganador, aunque ya sabemos quién es. — Tobías se señaló a sí mismo, egocéntrico.

— Ponte en la fila Tobías. Ni siquiera ha dicho nada. – Defendió Ocho tomando del hombro a Gumball.

— Exacto Tobías, es obvio que me elegirá a mí. – Se unió a la discusión Leslie, empujando a Ocho y tomando del brazo al peliazul.

— Lo siento niño flor, pero Gumball  escogerá a alguien cercano a él. – Amenazó Rob señalando a Leslie.

— ¿Tu qué sabes de cercanía?, ¿Acaso has tenido una pijamada con él? – Exclamó Dog.

Gumball, en cambio, al escuchar sus palabras quería que la tierra se lo tragara.

— No, ¡Pero he vivido en su casa antes y hemos tenido más salidas que tú! Aparte, se mucho más de él que cualquiera de ustedes. – Contraatacó Rob separando a Leslie de Gumball.

— ¿Y eso qué? ¡Yo he tenido el honor de nalgear su trasero más de una vez! – Exclamó Tobías al resto del grupo.

— ¿Eso acaso importa? ¡A mí una vez me pidió matrimonio! – Ocho restregó a los demás.

— ¡Chicos, hay que dejar de discutir! Vamos a incomodar al pobre de Gumball. Es claro que todos tuvimos nuestros buenos momentos con él y duele que solo deba elegir a uno, pero tampoco hay que forzarlo. – Alan trató de calmar a todos.

Gumball suspiró de alivio al ver callados a los demás.

— Encima de todo. – Prosiguió Alan. — Estamos abusando de su bondad intentando chantajearlo con recuerdos cuando no debe ser así. Es como si, por ejemplo, les estuviera presumiendo aquella vez que estaba deprimido en los baños y Gumball me ayudó a animarme.