Prólogo

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En aquel castillo helado, dentro de una de las habitaciones subterráneas, yacía el cuerpo de _______, perfectamente conservado por un cristal mágico, su cuerpo estaba en posición vertical, parecía dormír, tenía un vestido blanco, su cabello largo y negro suelto, su cabeza tenía una corona, sus manos estaban sobre su vientre y una de sus manos tenían un anillo de esmeralda.

Todos los días era siempre observada por aquellos ojos que alguna vez amo, Edmund Pevensie. Parecia hablar con ella aunque no emitiera alguna voz, su mirada siempre denotaba ante ella tristeza y culpabilidad.

Pero el desde que su amada murió ya no era el mismo, se había endurecido, se había vuelto frío incluso con sus hermanos y con Caspian, con los que no solamente había roto lazos sino también les había declarado la guerra.

Edmund portaba su habitual armadura pero lo que era rojo ahora era negro, y sus detalles eran dorados y plateados, el León del centro ya no estaba más ahora en su lugar un cuervo estaba sobre él, su corona era negra con rubíes rojos incrustados.

-ya falta poco mi querida _____- empuño sus manos- lo lograré...- la miro determinado mientras giraba para salir del lugar mientras su capa se ondeaba con ferocidad para montar su caballo, y dirigirse al frente de sus tropas, todos aquellos seres hechos de piedra y a base de magia negra comenzaron a seguirlo y no solo ellos sino gente que aún le era fiel a la bruja blanca, gente que se resistía a Aslan fue fácil tenerla a su servicio.

Todos rumbo hacia el dominio de los centauros para obtener las aguas del tiempo y poder traerla a la vida era todo o nada para Edmund, era ahora o nunca.

-Nunca pensé que la frase de ir al Inframundo por ti... Se volvería real... Pero nunca mentí... Y eso haré...-

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Inmarcesible (Edmund Pevensie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora