Una familia aparentemente normal, pero con dinero de más en su cuenta.
La familia Wayne guardaba un secreto aparte de su presencia como los vigilantes de Gotham.
Existe una chica, chica cuyo nombre se desconoce, lleva todo el poder de muchas de las...
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- Gracias por traernos Fede. - Agradeció la joven a su piloto, ya habían llegado a su destino.
Una limosina había estacionado enfrente de las dos jóvenes y el conductor se bajo para abrirles la puerta.
-Es un honor tenerla aquí en Gotham, señorita.
- Lo creo, señor... - Buscaba un nombre en el traje de hombre, sonrió al encontrarlo.- Eduard, le agradezco por venir por nosotras.
La limosina salió del aeropuerto en camino a la mansión que la joven había comparado, solo le costo unos muchos millones... No es para tanto, obviamente sarcásticamente.
- ¿La mañana se siente bastante bien por acá? - Pregunto la menor de las dos jóvenes, pero con mayor sitió.
- Lamento decepcionarla, pero las mañanas se están volviendo igual de peligrosas que en la noche. - Contestó mientras conducía.
- ¿No ha cambiado, cierto?
- Cada día va para peor, pero gracias a dios tenemos a Batman, reduce un poco el numero, aunque a nosotros no nos beneficia del todo, solo incrementa en los barrios pobres, a cada rato asaltan a alguien por donde vivo.
- Usualmente, ¿de dónde viene todo?
- Del centro, ahí es mucho más notable, tenga mucho cuidado por allá, le recomiendo no acercarse.
- Gracias por responder mis preguntas.
- Es un gusto.
La limosina paro unos minutos después de que haya finalizado la platica. El hombre salió para abrirles la puerta.
- Gracias por traernos. - Dijo la joven saliendo de la limosina, después saco un fajo de billetes y se lo entrego a Eduard. - Guárdelo bien, cualquier cosa tiene mi contacto.
- ¡Muchas gracias, señorita, este dinero le ayudara mucho a mi familia! - Agradecía el hombre por la propina que le había dado.
La mansión era grande, y bastante linda, situada en los barrios ricos de Gotham.
- Es mucho más grande que en la foto. - Comento la más joven.
- ¿La pidió por internet? - Pregunto la asistente de la joven.
- ¿Tú no haces eso? - Pregunto confundida.
- ¡Ni siquiera tengo el dinero!
- ¿Oh, debería pagar más?
Lidia ya no dijo nada, ambas entraron a la mansión y esta ya estaba amueblada.
- ¿Por cuánto tiempo la rento?
- Para siempre, duh.
- Es que los lujos que se dan la gente rica... - Suspiro Lidia.
- Le dije a este hombre que al medio día, ve a cambiarte.- Ordeno.
