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pero esa casa era lo único que no cuadraba en el momento.

[ . . . ]

El pasado.

Corrí rápidamente de aquella casa, solo me quedé ahí quieta mirando al pueblo que estaba exactamente igual excepto por varias diferencias, como que ya no habían postes de luz o algunas casas ya no estaban modernizadas.

Mire para los lados hasta que sentí que las puertas de esa casa se abrieron dejando ver una joven de ojos grandes y cabello algo churco mirándome fijamente confundida.

— ¿Quien eres? ¿Y por que nunca te escuché hasta ahora? —Ella solo me miraba confundida sin apartar su mirada—

— ¿Que? —

— ¿Quien eres? ¿Y por que nunca te escuché? —Pregunto nuevamente acercándose a mi—

Yo solo negué rápidamente para empezar a correr rápidamente alejándome asustada, mire de reojo detrás mío varias veces viendo como la chica me seguía hasta que crucé la esquina y al ver al mi alrededor todo estaba como antes, me regresé con cuidado viendo que aquella chica ya no estaba y las casa y la grieta del suelo volvió, corrí rápidamente a la casa solo para encontrar aquellas ruinas de siempre.

— ¿Como? Mierda, creo que caí en los vicios y no me di cuenta —

[ . . . ]

— ¡Pero Mamá! No lo imaginé, corrí por todas las calles, toque las puertas de esa casa, fue real —Me quejé mientras acompañaba a mi madre por la plaza—

— De seguro lo soñaste ¿Flores por todo el pueblo? ¿Acaso estábamos en el desfile de las flores? —Pregunto mientras miraba varios tomates— Has estado algo estresada estos días, tal vez sea eso —

— No lo imaginé en serio, hasta vi a una chica al mayor que yo, hablé con ella mamá —

— ¿En serio? ¿Y de que hablaron precisamente? —

— Ella mencionó que nunca me había escuchado antes, no se a que se refería —Respondí mientras cargaba varias bolsas, mi mamá al oír la respuesta solo volteo a verme sería para hablar—

— ¿Te estás metiendo con pandilleros? —

— ¿Que? ¡No! ¿Por que la pregunta? —

— _____, mejor váyase a la casa y descansa —Se quejo tomando aquellas bolsas— Duerme, estás toda cansada —

Yo solo asentí volviendo a casa viendo aquel anciano comprando unos buñuelos. Me acerqué a él para devolver la plata la cual el recibió con una sonrisa.

— Es bueno saber que aún hay gente que paga jajaja —Rió mientras guardaba las monedas en su bolsillo— ¿Ya desayunaste? Te brindo—

— No gracias vecino, no es necesario, emm ¿Puedo preguntarle algo? —

— Ya lo estás haciendo ¿Que quieres preguntar? —Pregunto mientras le daba más plata al señor de la tienda para luego mirarme—

— Usted menciono ayer que usted pudo estar en la casa derrumbada ¿Como era antes? ¿Quienes vivían ahí? —

— Eres la primera persona en mucho tiempo que me pregunta sobre eso, me tomo por sorpresa —

Décadas De Soledad | Camilo Madrigal y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora