Pequeño Vals, ¿Te has enamorado de la tormenta?

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Vals

1, 2, 3, 1, 2, 3, 1, 2, 3...
En mi mente suena el compás
del vals de mi vida

1, 2, 3, 1, 2, 3, 1, 2, 3...
Mis sueños están heridos y mis alas
ya no tiene fuerzas para volar

1, 2, 3, 1, 2, 3, 1, 2, 3...
La tormenta ha arrasado sin piedad todo a su paso,
dejando miseria y hostilidad en todo su esplendor

1, 2, 3, 1, 2, 3, 1, 2, 3...
El vals de mi vida no tiene rimas ni sinalefas,
no tiene risas ni sonrisas.

El vals de mi vida es una metáfora carente de sentimientos
¿Los sentimientos existen en un vals?

1, 2, 3, 1, 2, 3, 1, 2, 3...
El compás se repite una y otra vez.
No tiene sentido.
Mi vals está herido.

1, 2, 3, 1, 2, 3, 1, 2, 3...
La melodía de mi vals ya no existe desde hace mucho.
Llego aquella cruel tormenta.

El vals le suplico
“No me hagas daño”

La tormenta aceptó.
Debía hacer una excepción,
pues sabia que si no robaba tan armoniosa melodía
jamás podría estar en armonía

“No te hare daño hermoso vals,
séjame escuchar tu hermosa melodía.
No te hare daño bello vals”

Sin dudarlo más,
El vals le mostró lo más hermoso de su melodía
para que esta, lo dejara tranquilo.

Que decepción tuviste pequeño vals,
cuando este arraso con todo
y se llevó tu tesoro entre sus remolinos

1, 2, 3, 1, 2, 3, 1, 2, 3...

Cantos de un RuiseñorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora