Cantos de un Ruiseñor

¿Microcuento?

Corre, corre hasta más no poder, tu cansancio es fuerte y tus pies no dan más.
Corre, corre con más valor, no puedes rendirte, intenta un poco más.
Corre, corre, solo un poco más, puede que llegues a tiempo, no te rindas por favor.

Rojo carmesí era la protagonista de la la escena, personas curiosas se acercaba de vez en cuando y una triste madre abrazaba con tristeza a su pequeño hijo.

Lágrimas y dolor hacían una lucha en contra del rojo carmesí para ver cuál ganaba en tan desgarradora escena.
Tus ojos no podían salir del impacto, personas hablaban y hablaban y no sabías ni que comentaban.

Triste pequeña, corriste y corriste con la esperanza a cuestas ¿Lograste llegar a tiempo?
Tu cansancio desaparece pero el dolor hace presencia de ahora en adelante.

Tú solo observabas, con una flecha incrustada en el pecho el cuerpo del amor de tu vida sobre las frías calles de tu ciudad.
Yace a unos escasos metros de ti, a tan sólo unos metros, solo esa pequeña distancia existe entre tu cuerpo y el suyo...sin embargo, triste pequeña, su corazón palpitante a partir de hoy lo ha robado alguien más junto a su alma...y jamás regresará.

Duele, duele en el alma, triste pequeña...
Solo sabes llorar entre los escombros de tu existencia y ruegas a Dios que no sea él, ruegas por haber corrido un poco más rápido para verlo sonreír, ruegas con los ojos llenos de agonía a la muerte por su vida y al universo mismo por una segunda oportunidad...