ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 5

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El Dr. Bright era... él era amable, era buena persona, pero algo no iba bien, siempre llevaba ese medallón llamativo y cada vez que hacía preguntas, las evitaba, pero hoy lo confrontaría de verdad, excusé estos pensamientos con curiosidad, estabábamos en mi dormitorio, en la mañana
-Puedo preguntarte algo- le dije nerviosa
-Si me vas a preguntar si quiero besarte, si, quiero besarte- dijo con esa maldita sonrisa que me ponía nerviosa
-Estoy intentando ser seria, pero no la dejas fácil... quiero preguntarte por ese medallón- le dije segura
-¿Esta cosa?- lo tomó con su mano y asentí
-No... es complicado-
-No importa si es complicado, me importas tú- afirmé
-Realmente no te importa- fue apático
-Es que siento que no te conozco y que si tú revisas tu base de datos sabes todo de mí-
-No he revisado casi nada de ti, he esperado a que tú misma me lo cuentes, ni siquiera sé por que eres clase D- me respondió poniéndose a la defensiva
-Si yo te cuento mi pasado tú me cuentas el tuyo, me voy a presentar- le dije
-Es mala idea, no es que no te quiera pero...- lo interrumpí
-Si te importa mi pasado escúchame...- le conté todo acerca de mi juicio y mis crímenes, le conté mis razones y sentimientos, luego él me contó mucho acerca de él, me explicó acerca de su imortalidad y su relación con ese medallón, al parecer el medallón funcionaba como recipiente de su conciencia, cuando una persona se lo coloca adquiere de cierta manera su alma y pierde la suya, me costó entender, pero pude, me contó acerca de sus hermanos y le prometí estar con él incondicionalmente,
El se acercó y me abrazó, le pregunté
-¿No te sientes asco hacía mí?-
-Siento que te quiero- me respondió
-¿Que me quieres?- pregunté
-Que te quiero- por primera vez me tomó por la cintura y me besó, me averguenza decirlo, pero es el beso más largo que jamás he dado.
-¿Estarás conmigo por siempre?- preguntó
-Por siempre- no sé si lo que prometía era verdad, considerando que yo si me puedo morir, pero en ese momento sabía que haría todo lo posible para que sea real, desafortunadamente justo ecuché esa voz hablando, era La mayor o como lo llamaban, era Alto Clef
-No quiero interrumpir su escena erótica, pero Gears te busca-
-Joder, ¿No sabes tocar?- le dijo Bright molesto
-No- y se fue altanero
Me besó en la frente y se fue, las cosas después de eso continuaron igual, en una semana, el pasó todas esas noches conmigo y siempre regresaba cansado, parecía estar trabajando en algo que exigía toda su energía, hasta que una noche llegué al cuarto y encima de mi cama había una caja de joyería, sin pensarlo dos veces me apresuré a abrirla, un impulso humano normal, en la caja babía un collar, parecía de plata y sujetaba un dije con lo que parecía un diamante azul, estaba a punto de tocarlo cuando escuché como alguien azotaba la puerta,
-¡NO LO TOQUES, ESPERA!- era Bright y estaba pálido
-¿Que pasa?- me asusté yo también y dejé la caja con el collar sobre la cama
-Pareces pandora, abriendo cajas sin saber que es lo que contienen... Esa cosa, no es una joya normal, es un intento de replicar esto- sujetó su propio medallón
-¿Algo así se puede replicar?- estaba incrédula
-Yo mismo logré un efecto parecido, costó mucho, pero no es igual, esta a diferencia de el mío, este te hace inmune al envejecimiento de las células y se activa con el contacto directo inmediatamente- parecía orgulloso
-Eso es impresionante, pero ¿Por que lo hizo?-
-Lo hize por que me lo mandó el consejo 05, por décadas me estanqué, hasta que llegaste tú, lo logré para dartelo a ti-
-¿05? Son lo de más arriba... pero no te van a decir nada por dármelo a mí- honestamente no le veía sentido
-Hize 4 réplicas idénticas, entregaré 3, para saber cual es su opinión y la que te daré a ti la registraría como experimento- se detuvo y lo ví fijamente -Sin embargo, no quiero dártelo para que te lo pongas, quiero que sea tu desición acompañarme- tomó la caja y me la dió -Tómate tu tiempo para tonar una desición-
Y claro que lo pensé, esa caja se quedó sin abrir por largas semanas, no me negué, pero seguía considerando lo que podría suceder si me ponía el collar, el Dr. Bright no volvió a tocar el tema.

Y pasaron más días y más noches, pero me estaba hartando, mi vida se resumía en entrevistas, estrevistas y más entrevistas, después más entrevistas y luego entrevistas, con gente y cosas horribles, realmente me desesperaba que en todo ese edificio no había ni una sola ventana, pero al menos la doctora Brown hablaba con migo y eso me hacía sentir bien, se sentía como hablar con una madre, otra cosa que me emoconaba eran los besos de Bright y su compañía.

Libre a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora