Amo los días lluviosos, el olor a tierra mojada, tomar chocolate caliente para calmar un poco el frío y las gotas de agua cayendo son como música relajante para leer un buen libro, pero en este caso, no me puedo quedar acostada disfrutando del clima puesto que tengo que ir a la escuela, genial.
Lista con mi uniforme puesto y lo que no me puede faltar, un suéter para el frío y porque me gusta.
Voy a la cocina para desayunar algo ligero, no me gusta desayunar comida pesada y cuando estoy en el proceso me llega un mensaje de Adam:
-Buenos días querida nani, te pasaré buscando, llego en 5 minutos.
Que bien, ahora ni me da tiempo de tomar una decisión por mi misma, pero no pelearé tan temprano y menos cuando estoy apunto de desayunar.
Justo cuando termino de desayunar escucho la bocina del auto de Adam sonar fuera de mi casa, me apresuro a tomar mi mochila, las llaves de la casa y salir, tenía pensado subir a la habitación de mi mamá a despedirme pero no me gusta que me estén esperando y simplemente salgo.
Adam lucia fatal, pero ese aspecto lo hacía lucir de alguna u otra forma lindo, se veía cansado, con más ojeras que yo, el cabello evidentemente desordenado, lo único que tenía en perfecto estado era su uniforme, se veía pulcro.
-Buenos días.- Me limito a decir.
-Hola odiosa, ¿cómo amaneciste?
-¿Ahora te preocupas?
-No me preocupas, sólo quiero ser amable, pero si no me quieres responder, no me interesa.- Su tono de voz es de molestia y la verdad me hizo sentir mal, tal vez le sucedió algo y por eso su actitud y apariencia.
-Amanecí bien, ¿y tú?- Respondo apenada.
-Bien.
No hubo más conversación hasta llegar a la escuela, aparcó el auto y bajamos sin decir ni una palabra.
Mientras íbamos caminando hacia la escuela, las personas nos observaban, claro, es raro verme con un chico tan apuesto en la escuela. Las chicas me miraban como si quisieran asesinarme con la mirada.
Mientras la profesora de literatura aún no llega, tomo el tiempo para enseñarle un poco la escuela a Adam, le doy un recorrido por algunos pasillos, él sólo me seguía y no hablaba nada, yo le iba diciendo de que era cada salón y sala por la que pasábamos.
Por último le muestro la cafetería, muy grande, con mesas impecables, la comida relativamente buena y una máquina de golosinas la cual es mi favorita, tiene dulces muy ricos.
-Es bonita.- Dice tomando asiento en una de las mesas de la cafetería.
-Supongo que sí.
-Todas las chicas son así de, ummm...¿Observadoras?
-Cuando llega un chico nuevo y lindo, del resto ni les prestan atención.
-¿Acabas de decirme lindo?- Me mira a los ojos enarcando una ceja.
-Creo que escuchaste bien.
-Ya.- Se levanta de la silla y va hacia la máquina de golosinas.
Luego de que Adam tomara las golosinas, fuimos rumbo al salón de clases.
-¡Auna!, oye, ¡espérame!
Me detengo y doy media vuelta y veo a Trixie corriendo hacia mí.
-Oh Trixie, llegas un poco tarde, aunque tienes suerte, la profesora de literatura aún no ha llegado.
-Gracias al cielo, es que me quedé dormida.- Trixie se volteó y observó a Adam quien estaba distraído en su teléfono.
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Luna nueva
RandomAuna Peacock, una chica de 16 años, viviendo su vida de adolescente en su casa, pues no era muy fan de salir ni nada por el estilo, y digamos que sus padres la sobreprotegen un poco, enfocada en sus estudios, y su tiempo libre pasarlo jugando con su...