Seis

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Cassie.

Cuando el amigo rubio de Fred me había alcanzado en el campus y me había invitado a una fiesta en la noche, solo pude creer que era demasiado bueno para ser verdad. Es decir, él había ido por mí y yo ni siquiera me tuve que esforzar.
Además no era feo, no sé porqué no lo había intentado con él la primera vez.

Esta es tu noche Cassie.

O sí, ojalá que sí, que todo saliera bien.

Estaba frente a mi armario decidiendo qué me pondría ahora, no quería recurrir al vestido corto pero tampoco quería parecer mojigata.
Así que me decidí por unos vaqueros de cuero negros, la verdad es que eran de Giovanna pero me los había prestado una vez y nunca recordé devolverlos. Tomé una blusa de tirantes con lentejuela blanca que dejaba a la vista mi ombligo y unas zapatillas de punta también blancas.
Me hice ondas en el cabello y me maquillé natural; un poco de perfume aquí y allá y ya estaba lista.

Habíamos acordado que nos encontraríamos en la fraternidad, así que más me valía ir tomando un taxi.

Tomé mi bolso y caminé para irme, pero Jaxon también había salido del baño y se veía cambiado, unos jeans de mezclilla, sus converse y una playera blanca con una chaqueta café tres tallas más grande. Si de algo le debía de dar crédito es que él era atractivo sin necesitar vestirse como chico rudo o chico malo.
Se suponía que estaría estudiando y también me había prometido que saldría temprano en la mañana para traer el libro antes de que Gio pasara a recogerlo.

—Te ves bonita Cass —alabó y me miré hacia abajo.

—¿Tú crees? ¿No es exagerado? —quise saber, lo cierto era que no estaba segura de haberme vestido bien.

—La única chica que se puede dar el lujo de exagerar sin verse mal, eres tú —aseguró y por fin le sonreí aliviada.

—Tu también te ves bien —dije luego y sonrió.

—Lo sé. Vamos te llevo a la fiesta —ofreció tomando las llaves de su auto, mientras salíamos de casa.

—No dijiste que fueras a ir.

—Solo un rato, para despejar la mente ya sabes.

No dije nada y lo seguí hasta su Mustang para subirme en el copiloto.

Hablamos de la materia en la que le ayudaría desde mañana, rayos, tendría que esforzarse un montón si quería aprobar.
Y cuando llegamos la enorme casa estaba abarrotada de estudiantes, la música estruendosa llegaba una cuadra más lejos y solo pude pensar en como los vecinos no se quejaban.
Era viernes, así que mañana no habría escuela, excelente para desvelarse.

Me reí cuando un chico en calzoncillos pasó corriendo por el frente al tiempo que perseguía a otro que al parecer tenía su ropa.

—Fingiré que no ví eso. —Una voz masculina habló a mi lado y sonreí a Tommy, me había esperado—. Te ves bien esta noche —agregó, iba con deportivas, vaqueros, una playera de los Yankees y una gorra de los mismos.

—Gracias —hablé.

—¿No dirás qué yo también? —dijo alzando una ceja.

—¿Debo?

—No si no quieres. —Se rió aunque lo sentí algo fingido. Decidí dejarlo pasar—. Vamos adentro.

Antes de seguirlo miré a dónde se supone que se había quedado Jaxon, pero cuando lo encontré coqueteando con una pelirroja supe que estaría bien.

El ambiente en el interior era más alocado y hacía mucho calor.
Tommy fue por dos vasos de cerveza y lo esperé pacientemente en una esquina.
Cuando pasaron más de diez minutos decidí que iría a buscarlo pero una mano se cerró sobre la mía y me di media vuelta pensando que sería él.

𝕃𝕚𝕓𝕖𝕣𝕒𝕟𝕕𝕠 𝕕𝕖𝕤𝕖𝕠𝕤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora