Hyung, ¿Me Ayuda A Cruzar La Calle? | sookai

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Muchas personas suelen amar la noche, apreciar el silencio de las calles, no escuchar el ruido de todos los autos, ver la hermosa y brillante luna que daba una luz natural por todas partes alumbrando la noche, ver las hermosas estrellas que poco a poco iban desapareciendo a la vista de los humanos por la contaminación; pero para otros no, a muchos no les gustaba la noche, en especial a personas que vivían en la calle, se sentían tan solos y con mucho miedo, uno nunca podrá saber que sucederá cuando estés desprevenido.

Para Kai, tenía las dos cosas, a veces amaba la noche, y otras veces no le gustaba, aunque el siempre fue un gran admirador de la luna, cada noche, antes de dormirse primero observaba la luna, aunque fuera tan pequeño, cada noche se preguntaba por que le había tocado esa vida, se preguntaba en donde estará su mamá, quería saber si ella lo cuidaba en donde quiera que esté. El tenía esa seguridad de que su mami lo observaba y hacia lo posible para que no le sucediera algo malo.

Ahora el pedía en suplicas a su mamá que cuidará tambien de Beomgyu y su hyung Yeonjun, ahora que ellos estaban solos, sin ningún adulto mayor, tenían que cuidarse ya de si mismos y dar una solución rápida para seguir pudiendo comer.

Por ahora, Beomgyu no hablaba y solo jugaba con sus manos siendo cubierto por las cobijas que tenian teniendo secas algunas lágrimas en sus mejillas y estas estando húmedas y rojizas, junto con sus ojos hinchados, Kai trataba de no seguir llorando, pues no quería que Beomgyu volviera a llorar, y Yeonjun trataba de mantenerse fuerte para que sus menores no estuvieran preocupados, aunque el si lo estuviera, y demasiado, no podía dejar a los niños completamente solos todo el día, ellos debían de tener sus necesidades y no podían cruzar la pequeña calle que los separaba de la tienda de conveniencia, desafortunadamente se tenía que llevar a los dos pequeños con el, los mantendría muy abrigados aunque en la tarde hiciera un poco de calor, tenia miedo de que no pudiera conseguir dinero suficiente para poder alimentarse a si mismo y a los pequeños. Tendría que comentarles eso, estaba asustado, los dos no salían mucho a la calle, solo conocían esa tienda de conveniencia, nunca más allá de ese lugar.

Tratando de no tomar mucha importancia a ello, abrió su desgastada mochila negra, que de ahí saco tres bolsas que contenían un trozo de pan algo grande, y tres leches de menos de trescientos mililitros, el sabía perfectamente que eso les gustaba a los dos pequeños.

—Beomi, Hyuka, tengan su comida, no pude conseguir más cosas ya que apenas y me alcanzo para comprar esto— les entrego la bolsa que envolvía el pan, que por cierto era muy esponjoso, junto con su leche— Estoy seguro que les gustará, compré en otro lugar el pan, y sabe muy delicioso.

Beomgyu se tallo sus ojos con algo de sueño, pero el sabía que debía de cenar, tenia mucha hambre, así que acepto con una emoción oculta el pan y la leche, olía demasiado bien el pan. Y por otro lado, Kai sonrió demasiado hambriento, hasta podía sentir mucha saliva en su boca por lo delicioso que olía, tomó con entusiasmo el pan y la leche abriendo la envoltura y sin esperar se lo llevo rápidamente a su boca para masticarlo.

Yeonjun dió una pequeña sonrisa a los dos, observando como comían, sintiéndose un poco mal al no darles una buena cena que los pudiera llenar mejor. El también tenía hambre, así que el se dirigió el pan a su boca acompañando a los dos menores a su cena, ninguno hablaba, solo se escuchaba el sonido cuando succionaba el popote de la leche, cada quien estaba concentrado en sus pensamientos. Beomgyu solo podía pensar en sus padres, quería verlos aunque sea una vez más y darles un beso, quería volver a sentir los cálidos abrazos que le daba su mamá, y la fuerza y seguridad que le daba su papá, trataba de no seguir llorando, el necesitaba ser fuerte, no podía dejar que su hyung tenga más responsabilidades, ni que el pequeño de los tres viera la verdadera cara de Beomgyu, el quería mostrarles que era fuerte, aunque por dentro fuera demasiado débil.