💭 VI.

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—Tan solo déjame... —Jimin suspira sobre la piel de su abdómen.

Apenas despierta en ese mundo, pero la necesidad es abrumadora. Moviendo sus manos y pies juntos busca a tientas para bajar sus pantalones cortos, como si estuviera recuperando el tiempo perdido, queriendo aprovechar al máximo el tiempo que tienen juntas.

—Déjame aliviarte. Déjame quitarte todas tus preocupaciones...

Minjeong está en casa, y se siente totalmente feliz de poder finalmente disfrutar con los toques y cálidas caricias de su hermosa novia. La lengua de Jimin le llena la boca, haciéndole olvidar todos los pensamientos que no sean únicamente sobre ellas dos, en el aquí y ahora.

El suave toqueteo en su parte baja, preparándola, era una sensación maravillosa que se transformó en gloria cuando Jimin empujó dos dedos dentro, haciéndola suspirar por la deliciosa sorpresa.

—¿Te estoy lastimando?

—No. Más... más rápido, por favor~ —suelta el abrazo en los hombros de su mayor y se relaja en la cama.

Los gemidos de ambas flotan en la habitación a medida que Jimin aumenta la velocidad. Minjeong está desesperada rogándole aún más de ese placentero dolor, un dolor que anhela sentir y recordar cuando despierte, pero que de todas formas no sucederá. La mano experta que trabaja con astucia en su centro, y la otra sujetándose al colchón, se desintegrarán como la arena del mar arrastrada por las olas en el momento en que ella caiga de este mundo.

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—Vete. —murmura cuando escucha un golpe en la puerta de su habitación, asumiendo que es Jimin.

La puerta cruje al abrirse despacito y ella está lista para lanzarle una almohada a la ofensiva persona cuando se da cuenta de que es Ning Yizhuo. Rápidamente deja caer la almohada y siente una punzada de culpa por la mirada triste y desconcertada de su menor.

—Lo siento, unnie, pero... ¿olvidaste que acordamos trabajar juntas en nuestra composición hoy?

—Agh. Sí, lo olvidé. Lo siento, Ning. Ésperame afuera, saldré en un momento.

Los proyectos de composición cada cierto período de tiempo son reglas de la empresa. Perderse uno no es el fin del mundo, pero es preferible evitar regaños y más exigencias, así que lo hará, sin importar cuán cansada y agotada se sienta.

—Si no te sientes bien puedo hacerlo sola...

—Estoy bien. Sólo... dame cinco minutos. Puedes empezar primero. —trata de sonreír, pero debe haber salido forzada porque Yizhuo hizo una mueca de incertidumbre.

—Bueno. —obedientemente sale de la habitación.

Minjeong se endereza y se frota los ojos. Se siente hinchada y congestionada por tantas horas de sueño.
Apenas un par de minutos más tarde, Jimin entra en la habitación sin llamar. Ella estaba a punto de desvestirse así que la mira desconcertada.

—Yizhuo me dijo que te ves mal. —explica.

—Sí, sé que me veo como una mierda, todo el mundo me lo ha estado diciendo.

Jimin está a su lado en un instante cuando balancea débilmente las piernas de la cama y se tambalea un poco para ponerse de pie.

—¿Estás bien?

Ha escuchado esa pregunta de las otras dos chicas varias veces en la semana, pero en la voz de Jimin de alguna manera suena dolorosamente diferente. Quiere apoyarse en su hombro, abrazarla y besar su mejilla. Pero no. Tiene que recordarse que ésta no es su Jimin de ensueño.

—Puedo trabajar en las composiciones con Yizhuo si no te sientes con ganas hoy. —la voz de Jimin es tranquila y dulce.

Hace que Minjeong quiera disolverse.

—Estoy bien. —se las arregla para pararse por sí misma en un solo intento— Gracias.

—Sólo durante noventa minutos, como máximo. —advierte la más alta con su voz de líder— Después de eso necesito hablar contigo.

El corazón de Minjeong se hunde. Esas tres últimas palabras nunca presagian nada bueno, especialmente recientemente y de la boca de Jimin.

Por alguna razón, mientras escribe la letra, encuentra que su mente se pierde entre preguntas sobre la reunión arreglada de más tarde.
Yizhuo hace lo posible por seguir, pero cuando es un hecho que no va a salir nada coherente de los tachones de Minjeong, la deja libre.

—Sabes que no es real ¿verdad?, nada en tu sueño es real. Nadie es real. Es solo un sueño. —Jimin enuncia su frase final con claridad, consciente del golpe que está dando.

Cruelmente, su querida amiga ni siquiera se inmuta.

—No me importa. —responde Kim, buscando lastimarla y arañarla por atreverse a querer destruir su espejismo. 'Es real para mí. ¿Qué sabes tú acerca de lo real?' se ríe desdeñosamente. —Si yo digo que es real, es real.

—Minjeong-ah... —Yu suena repentinamente cansada, suplicante— ¿Por qué no puedes dejar de soñar? ¿Por qué no puedes simplemente salir de ese lugar y dormir normalmente?

—No soy tan fuerte como tú, unnie. Yo no sé esconder mis sentimientos. No puedo dejar a la persona que amo sola en ese universo. De todos modos, ¿qué hay para mí aquí? estoy tan feliz ahí, Jimin unnie... ¿no puedes ver eso?, ¿no quieres que sea feliz?

—Por supuesto que quiero que seas feliz. —la voz de Jimin sale muy bajita— Pero Minjeong... —y suve repentinamente— ¡Te está agotando! ¡Está minando tu fuerza vital!

Se queda en silencio abruptamente, respirando con dificultad. Su rostro está sonrojado, luciendo avergonzada y enojada. Minjeong sabe cómo se siente; seguramente azorada por lo ridículas que suenan sus propias palabras. Jimin nunca ha expresado el vínculo directo entre el impacto de los sueños de Minjeong y los escombros físicos de su cuerpo, porque suena horriblemente poco científico dicho en voz alta. Ninguna de ellas es supersticiosa y esto es una locura, del material de las películas de terror de bajo presupuesto de las que solían reírse juntas.

—Estás siendo absurda. —señala razonablemente Minjeong.

Los dientes de Jimin están apretados, sus dedos están de la misma manera en las sábanas de la rubia. Se ve como si quisiera explotar y no tuviera el permiso de hacerlo.

—Tú lo dijiste, es solo un sueño. Soñar no es malo para la salud.

—Pero es que... —comienza, pero las palabras se alojan en su garganta y golpea con un puño inesperado en el colchón.

El corazón de Minjeong está martilleando en su pecho. Jimin parece lista para saltar a través de aros de fuego si eso la rescata permanentemente de sus sueños. Nunca antes había visto a su mejor amiga tan intensa por nada.

—Estoy cansada... —susurra con voz temblorosa cuando la mayor se demora mucho en encontrar sus palabras. Se acurruca con su almohada y bosteza— ¿Podrías cerrar la puerta al salir?

❝Lucid Dream❞ ; WinrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora