💭 V.

485 91 0
                                    

—¿Qué haces cuando no estoy aquí? —su voz sale entrecortada.

Está acostada debajo de Jimin, enjaulada entre sus brazos con el corazón latiendo con fuerza en su pecho desnudo. Yu tiene tanto miedo de aplastarla que mantiene rígidos los músculos de sus brazos sosteniendo su propio peso para que su novia se sienta protegida. Y para ambas, imagina Minjeong, todo se siente muy real...

Jimin sonríe, sus ojos más oscuros de lo que nunca los ha visto antes mientras la miran con tanto afecto que por un momento Minjeong se olvida de como respirar.

—Espero que vengas a casa.

—¿Es esta nuestra casa? —pregunta de nuevo mirando a su alrededor con asombro.

El cielo fuera de las ventanas es de color azul celeste, como un día de verano despejado. El tiempo parece nunca avanzar, y si lo hace, pasa demasiado lento; como melaza o una balada lenta y empalagosa.

Jimin no responde. Baja despacio hasta que sus pechos se rozan, clava la nariz en el cuello blanquecino y hace un chupetón increíblemente suave allí. El dolor es un placer exquisito, y Minjeong ya sabe por experiencia que cuando despierte la marca habrá desaparecido. Una sugilación de ensueño es invisible en el mundo real, y lastimosamente no hay nada que desee más que ser marcada por Jimin en todas partes, que ella le deje huellas posesivas de sí misma en todo el cuerpo, como tatuajes, indeleble.

—Te quiero tanto... —susurra la pelinegra cuando vuelve a elevarse sobre su amada.

Sus ojos lucen feroces, intensos y llenos de lujuria.

—Tómame. —Minjeong la empuja hacia abajo, balbuceando delirantemente. Sus uñas rastrillan la espalda de su pareja, provocando jadeos bajos— Soy toda tuya, unnie.

˚ ༘✶ ⋆。˚ ⁀➷

—¡Whoa! —Yizhuo la mira parpadeando varias veces cuando la encuentra sentada en el sofá.

En el período de tiempo entre que Minjeong empezó a dormir excesivamente y el presente, se convirtió en un hecho inusual para sus miembros encontrarla en otro sitio que no fuera su habitación.

—No exageres. —la rubia ni siquiera se molesta en levantar la vista de donde está escribiendo en su bloc de notas y masticando nerviosamente la punta de su bolígrafo.

Es la primera vez que se siente inspirada para escribir letras en siglos y todo se debe a Jimin. Ensueño Jimin, quiere decir.

—En serio, Minjeonggie... creí haber visto un fantasma. ¿No has abierto las cortinas de tu cuarto hoy tampoco, unnie?

Minjeong se siente cohibida. Se ha dado cuenta de que los estilistas ahora le ponen más y más maquillaje para ocultar sus ojeras oscuras, palidez, labios secos, acné, y otras tantas afecciones a las que no toma en cuenta.

—Te ves muy bonita también. —finalmente mira a Yizhuo, con la voz cargada de sarcasmo. Agita una mano para alejarla— No me molestes y ve a buscar a Aeri unnie. Sé que ustedes son como el pastor y la tejedora hoy en día.

—¿Qué? —Ning la mira divertida, con la cabeza inclinada, el más leve sonrojo en sus orejas.

Cierra los ojos al darse cuenta de que ha vuelto a mezclar los dos mundos. Su corazón se acelera y abraza el bloc de notas contra su pecho. Tendrá que ser más cuidadosa en el futuro, o las otras tres sospecharán de que algo malo pasa con ella, cuando no es así.

—Nada. Shoo~ —habla de nuevo, tratando de mantener la voz firme.

—Okaaay... —la menor arrastra la vocal y mantiene los ojos en su compañera mientras sale de la habitación.

Probablemente debería sentirse menos aliviada y más preocupada por su apariencia después de que Yizhuo salió de la habitación, pero sinceramente no se atreve a preocuparse. Era demasiado deprimente mirar en los espejos después de las primeras semanas, así que se detuvo hace un tiempo, harta de que su reflejo le devolviera a una extraña, porque los pocos atisbos que captó no se parecían a ella misma; se veía enferma, cetrina y demacrada, como habían dicho las demás, y hacía mucho que le había dicho adiós a su piel inmaculada.

Escucha a Yizhuo chocando con Jimin en el pasillo de la esquina. Conversan en voz baja, probablemente sobre ella. No oye la mayor parte, solo un par de palabras en la voz de Jimin levantadas con agitación al final.

—...se ha vuelto incorregible, y yo ya no sé que hacer con ella.

Minjeong puede escuchar claramente la preocupación y desesperanza en esa voz. La propia Jimin está empezando a verse agotada por sus deberes de líder, obviamente en gran parte por su culpa. Es una lástima que esa culpa haya sido reemplazada tan rápidamente por un sentimiento ficticio pero mucho más bonito, como lo es su amor y anhelo por Yu Jimin de ensueño.

Un par de horas más tarde, luego de terminar a medias su composición y tras comer algo liviano, Minjeong se va nuevamente a la cama. La habitación está en penumbra, lo que fomenta su sueño. Está a punto de quedarse dormida cuando la entrada de Jimin la despierta sobresaltada. La chica parece tristemente complacida de haberle interrumpido el sueño.

—Háblame de tu sueño... —musita ella, con voz hipnótica y solícita. —No necesito que me digas a quién amas, pero dime todo lo que puedas sobre el mundo con el que sueñas.

Minjeong no es tan estúpida como para no darse cuenta del truco que está utilizando: Yu está tratando de distraerla, mantenerla en este mundo el mayor tiempo posible. Pero no puede atar a Minjeong aquí si ella no quiere quedarse. Sin embargo, hoy se apiada de Jimin y se despereza un poco.

—Es exactamente lo mismo que este mundo... la única diferencia es que allí, ella está enamorada de mí.

❝Lucid Dream❞ ; WinrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora