Cap 4 // Ardor

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Veo a una Cassie de 10 años en el fondo del pasillo, delante de ella hay una gran mesa cubierta con un mantel de color azul celeste, lleno de patitos ataviados con lazos.
Esta rodeada por niños de su misma edad, cantando la canción de el cumpleaños típica, totalmente desafinada. Una bajita niña se acerca a esa pasada yo. Tiene el pelo gris y rizado, los ojos llenos de sombra azul brillante, bastante mal aplicada, acompañado de unos labios rojos sangre. Lleva puesto un vestido rosa de lentejuelas y unas orejas de gato moradas. Ella le entrega una especie de caja con topos, y la pequeña Cassie lo acepta con una sonrisa mientras se abrazan con entusiasmo.
Esa niña era Lacy.

Vuelvo a mí espantosa realidad con un fuerte abrazo de mi madre. Miró mi mano derecha y veo que tengo los nudillos de un color blanquecino púrpura; estoy agarrando la silla con tanta fuerza que casi no la puedo soltar.
Mi madre sigue abrazándome y acariciándome el pelo mientras habla, pero yo continuo impasible, mi cuerpo está bloqueado y no consigo sentir nada.
Mientras mi madre intenta apartarme de la television y Nora llega corriendo a la cocina reacciono, dándole un fuerte empujón.
-Cariño...- Mi madre dice con lágrimas en los ojos.
Sacudo la cabeza enérgicamente.
-No, no, no...- solo puedo repetir eso.
Instintivamente camino hacia atrás.
-¿No que mamá?- comenta Nora con inocencia.
-Cariño...- Vuelve a decir mi madre, esta vez con una cortada y temblorosa voz.
-No,no,no..- Cada vez ando más rápido.
Sin darme cuenta ya he abierto la puerta de mi casa y he empezado a correr a toda velocidad mientras que mi madre me llama a gritos.
Corro y corro sin saber a donde estoy yendo o que me está pasando. Empiezo a llorar desconsoladamente. Me empieza a faltar el aire y veo borroso debido a las lágrimas. Las piernas me arden y  los pulmones están apunto de explotar; pero no me paro, no soy capaz de parar. 
Sus ojos, sus vestidos, su pelo, su tabaco, su forma de reírse. Todos esos recuerdos sobre Lacy me hieren como puñetazos.  Solo imaginarme a Lacy tirada en medio de la carretera llena de sangre me hace correr más rápido; al respirar siento que me apuñalan el pecho. Me queman las rodillas. No puedo respirar. Tengo la nariz llena de mocos. Es imposible dejar de llorar. Los pinchazos en el lado derecho de mi estómago empiezan a volverse cada vez más fuertes, a la vez que la velocidad a la que voy baja drásticamente.
Paro en seco, cayendo al suelo y rozandome las rodillas con el duro asfalto de la carretera.
Cierro los ojos e intento recuperar el aire mientras que me abrazó las piernas y me arrastró hacia el bordillo de la acera.
Me paso la mano por la cara y me quito los mocos que me cuelgan de la nariz.
Sujeto mi cabeza con las dos manos, como con miedo a perderla del todo.
Intento no pensar en nada, solo en saber dónde narices estoy.
Aturdida miró hacia atrás aún sin levantarme.
Me encuentro justo delante de las piscinas municipales. Es la primera vez que vuelvo a ver este edificio.
Mi visión empieza llenarse de manchas negras y azules.
Veo a Lacy fumando a mí lado.
Suelto un grito lleno de rabia y me levanto de un salto. Grave error.
Las arcadas empiezan y yo me inclino hacia delante para que el vómito no me rocíe entera.
Oigo la risa de Lacy.
Me tengo que agachar en el suelo debido a las vueltas que da mi estómago.
Recuerdo sus pinzas de pelo.
Al acabar me levanto temblorosa y llena de sudor por el esfuerzo. Me abrazó a mí misma y me siento en un banco al lado de la piscina.
Recuerdo que Lacy dijo que viviría para siempre, sería la nueva reina de Inglaterra y nos enterraría a todos.
Mientras que vuelvo a llorar miro las heridas de mis piernas, están llenas de grava y suciedad.
Me tapo la cara con las manos y subo las piernas a mí altura, convirtiéndome en una especie de ovillo mocoso. Mientras mi cerebro intenta asimilar el dolor físico y mental por el que estoy pasando, yo, que aún no había recuperado mi respiración normal, siento la necesidad de tumbarme, y eso hago.
Me tapo los ojos con las manos, haciendo mucha fuerza mientras que sollozo. Me recuerdo a un niño pequeño y asustado, y sinceramente así me siento.

No recuerdo si me quedé dormida por el cansancio o me desmaye, pero ahora alguien me ha tocado la espalda mientras murmura algo, a lo que yo he respondido incorporándome con agresividad.
Aún hace sol, pero menos que antes, respiro con dificultad y huele muy mal; poco hace falta para que me dé cuenta que yo soy la culpable de eso.
No muy cerca mío hay un gran charco de vómito.
La persona que me ha despertado salta hacia atrás, asustado.
Reconozco a Mark y me hecho a llorar otra vez. ¿Que hace él aquí?
Me intento levantar pero las piernas me duelen demasiado como para siquiera probar a hacer eso.
Mark da unos pasos hacia mí con delicadeza. Parece tener miedo.
Me habla con una suave voz muy poco propia de el.
-Cassandra, todos te están buscando, por favor, ven conmigo...
-Niego con la cabeza, no quiero ver a nadie, solo quiero a Lacy.
-Lacy...- Argumento.
-Lo sé. Cassie, lo siento muchísimo.
-Sus palabras suenan tan sinceras que me aplastan por completo. Creo que tengo que volver a vomitar.
-Se acerca a mí con los brazos entre abiertos, pero poco confiado, pensando en las reacciones que podría tener si me diera un abrazo. No quiero que me toque.
Me ayuda a levantarme del banco, un poco en contra de mi voluntad, y me acerca cuidadosamente para un abrazo, que yo acepto sin pensarlo, mientras que sollozo y le dejó la sudadera llena de mocos, lo que no parece importarle.
Sin dejar de abrazarme, Mark me dice:
-Cassandra, tienes que volver con tu madre.
-Yo no me muevo hasta que el me agarra de los hombros y me separa de el suavemente.
Mark se agacha para mirarme a los ojos, obligándome a responder. 
Niego con la cabeza pero hay algo en los ojos de Mark que me hacen decir que si.
De algún modo su mirada me reconforta y recuerdo que hace unas horas tener que ayudar a integrar al chaval en el instituto era un suplicio para mi.
Soy una egoísta, una maldita niñata.
Me quedo plantada en el suelo, mientras que lágrimas corren por mis mejillas.
Mark me ofrece un pañuelo, pero tampoco consigo moverme, así que se cruza de brazos.
-Cassandra, ¿Te duele algo?¿Puedes andar?
-Mi respuesta a eso es llorar más fuerte. El parece arrepentirse de lo que ha dicho y rápidamente me coge de la mano y me vuelve a sentar en el banco, esquivando el charco de vómito por suerte.
- Mark me da un pañuelo y me sueno los mocos con el. No puedo dejar de llorar pero quiero intentar hablar con Mark.
-Que... Que se... Que se sabe de...- Consigo decir.
Dentro de mí hay algo que aún espera que me digan que es mentira, una cruel broma, y que Lacy volverá con sus moños y esos cigarrillos que tanto odio.
-Mark me toca el brazo y yo me aparto ligeramente. También tengo los brazos llenos de heridas. Miro mi camiseta y está llena de rasguños. Nos quedamos sentados por un rato y al tiempo  llega un coche.
Quiero volver a correr, pero ya es tarde. Oliver sale del coche acompañado de mi madre, a la cual parece que le ha dado un ataque.
Viene a mi corriendo y me abraza fuertemente, lo que hace que yo me agarré a ella como un koala.
Oigo a Oliver dar las gracias a Mark por avisarles y aun estando abrazadas ,mi madre y yo entramos al coche por asiento trasero. Tengo los ojos cerrados y huelo a mi madre, que está hablando conmigo en voz baja, sin esperar que le responda. Oliver aparca en la planta baja y salimos del coche. Cuando cierra la puerta de casa, se gira hacia mí, que estoy sentada en el sofá.
Le miró a los ojos y lo veo llorar silenciosamente. Se acerca y me abraza a la vez que mi madre. Parece que el tiempo se para.

Me duelen las costillas y las piernas, no siento los pies, aún quiero vomitar.
Pero ahora da igual.
Ahora solo pienso en seguir respirando, que no es tarea fácil.
Y así abrazada por mi madre y mi padrastro me quedo profundamente dormida, huyendo de mi realidad una vez más.

El silencio de la lluvia {P1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora