Esta vez no vengo a saciar mis instintos locos de componer un poema.
Vengo a liberarme. A sacar fuera lo que siento con sentimientos atados a palabras, a emociones, a gritos ahogados que no quieren escucharme.
Aparezco para desaparecer. Desconfío de mí misma para luego volver a confiar y sin darme cuenta, sufrir la apuñalada que todos dan a la espalda. Pero clavada por mí misma duele el doble.
Vengo a vivir por un rato. A saltar sin tener en cuenta la caída que conlleva. A gritar hasta sentir que mis pulmones viven y envejecen a la vez.
Vengo a sentir. A descubrir. A dejar de morir. Quiero versos que sepan a besos y ya no necesito que me corten las alas para reír.
Si lo hice, fue por mí.