Padre de acogida

262 21 1
                                    

“¿Qué haces acá?”

Con esto descartaba sus esperanzas de una cálida bienvenida. Key se enganchó el bolso en el hombro y le dio a su antiguo padre de acogida una sonrisa. Fue un poco forzada, pero trató de hacerla parecer natural.

“De visita nada más,” dijo, inyectando más alegría de la que sentía en su voz.

“¿A mitad del semestre, Kibum?” Heechul levantó una ceja. Tampoco se apartó de la puerta.

Key puso el bolso de lona en el porche y tronó sus dedos adormecidos. Había caminado desde el canódromo por la ciudad y ese bolso no era exactamente liviano.

“Me tomo un descanso,” dijo, esperando que quedara ahí.

“¿Un descanso?”

“¿Babe?” una profunda voz habló desde el vestíbulo. “¿Quién está en la puerta?”

Ok, esto era nuevo. Key miró por encima de la cabeza de Heechul y vio acercarse a un hombre alto y fornido. Parecía ocupar la mayoría de aquel pequeño vestíbulo cuando se detuvo detrás de Heechul y observó a Key.

“No sabía que tenías compañía,” dijo.

“No soy compañía,” dijo el hombre, dándole una sonrisa mientras estiraba la mano. “Yo vivo aquí. ¿Y tú eres?”

Su voz y su sonrisa eran suficientemente amigables, pero Key se demoró un poco en tomar su mano. No sabía exactamente la razón, pero él no era su más grande admirador.

“Kibum, él es Siwon,” dijo Heechul , por fin apartándose para darle paso a Key hacia dentro de la casa. “Él ha estado viviendo aquí por unos cuantos meses. Siwon, él es Kim Kibum, uno de los niños adoptivos que solía tener.”

Eso lo hizo bastante claro que no debiera ponerse cómodo, pensó irónicamente Key.

“Se supone que él esté en la universidad,” continuó Heechul. “Todavía no esta exactamente claro de por qué está acá.”

“No interrogues al chico” dijo Siwon con una risa mientras ponía el su brazo alrededor de los hombros de Heechul. “¿Tienes hambre? Tienes el aspecto de un chico con apetito.”

Kibum sintió su sonrisa congelarse cuando Heechul rio. Un doncel con apetito.

No era exactamente un chico gordito, pero tampoco era como los otros Donceles flacos.

Este Siwon sí que era un verdadero encanto.

“No, de hecho,” dijo él. “No tengo.” Se volteó hacia su antiguo padre de acogida.

“Sé que no debí haber venido sin avisar, pero me preguntaba si quizás me podía quedar aquí por algunos días.”

La frente de Heechul se frunció. “Oh, Kibum , no lo sé. Acabo de recibir un nuevo muchacho y… ”

“Y apuesto a que él sería de gran ayuda,” Siwon interrumpió, aparentemente no ofendido por el brusco rechazo de Key. “¿No es así?”

Key lo observó por un momento, deseando poder decir no otra vez. Deseando tener dónde…

cualquier lugar… a donde ir. Pero no tenía. Así que acudió a Heechul, manteniendo su nivel de mirada, no acusatoria y tampoco cruzando la línea hacia lo desesperado.

Heechul suspiró. “Está bien. Supongo que algunos días no estará mal. Quizás me puedas contar por qué dejaste la escuela mientras me ayudas con la cena.”

Key colocó su bolso dentro de la habitación que había ocupado desde que tenía 14 hasta que se había ido a la universidad a los 19 y luego conectó su laptop. Necesitaría comenzar a buscar un trabajo muy pronto.

Mientras se acomodaba en la pequeña habitación, trató de pensar en qué decirle a Heechul. No tenía idea cómo explicar por qué se había ido. Al menos, no tenía idea de cómo explicarlo de una manera que su antiguo padre adoptivo entendiera.

Sus notas habían bajado. Luego habían bajado aún más. Finalmente, había tenido que admitirlo, sin importar que tan práctica fuera su carrera, no era para él. No quería ser un contador.

No le interesaba recordar las fórmulas de los libros de balances. Él quería un trabajo donde ayudara la a gente. Quería sentir, por primera vez en su vida, que realmente importaba.

Sacó una chaqueta ligera para protegerse de la mirada intrusiva de Siwon y se dirigió de vuelta a la cocina. Heechul nunca había sido una persona paciente y él estaría esperando la cena lista de inmediato.

Un muchacho estaba en la cocina vaciando el lavaplatos. Parecía tener entre 10 y 12 años. Él lo saludó con un gesto un tanto tímido.

“Hey,” dijo Key. Una sonrisa verdadera brillaba en su rostro por primera vez desde que había abandonado las clases. “Soy Kibum, pero me puedes decir Key. Viví aquí por algunos años.”

“Ni-ki,” dijo el chico. “He estado aquí desde el jueves.”

Como era apenas viernes, sintió simpatía. “¿Este es tu primer hogar de acogida?” preguntó, abriendo el refrigerador.

“No,” dijo Ni-ki. “Estuve en uno cuando era un niño pequeño. Luego regresé con mi mamá. Pero ahora…” dejó de hablar, mirando un poco con demasiada atención las ollas y sartenes que estaba apilando en los gabinetes.

Key solo inclinó la cabeza. Él mismo había estado de ida y vuelta en el sistema por unos cuantos años, así que no preguntó por más información. “¿Qué te parece espagueti de cena?” preguntó

“Hago una salsa muy buena.” Ya que era un “Doncel con apetito,” pensó con fastidio.

“Seguro,” Ni-ki le dirigió una sonrisa rápida y prepararon juntos la cena.

QUIERO TODO CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora