Atracción

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Key sacó la solicitud enviada por correo del bolsillo de su chaqueta y Minho leyó en silencio.

"Todo me parece bien," dijo finalmente. "Estoy preparado para aceptarte por el periodo de prueba de un mes. Luego nos aseguraremos que ambos estemos contentos con cómo van las cosas.

Déjame mostrarte tu habitación para que te acomodes antes de que vuelvan los niños. Solo tengo una habitación extra, así que espero que te guste."

Lo siguió por las escaleras, observando los músculos de su espalda moverse al cargar su pesada maleta. Se mordió la lengua, imaginándose metiendo sus dedos en esos robustos hombros y amarrando sus piernas alrededor de su cintura. Quizás hasta podría levantarlo, se burló de si mismo.

Chicos como él no conseguían hombres musculosos como Minho, simplemente era un hecho.

Minho abrió la puerta en el lado derecho del pasillo y le hizo una mueca a Key para que entrara a la habitación frente a él. En cambio, Key se detuvo en el pasillo.

"Esta es la habitación principal."

"Lo sé."

"Mire, no sé qué tipo de arreglo piensa usted que acabamos de hacer, pero no voy a dormir con usted."

Minho suspiró y entró a la habitación, lanzando la maleta sobre la gran cama. "No, no lo harás.

Ya no uso esta habitación. ¿Quieres pasar o debería poner una almohada en el sofá por ti?"

Key elevó su mentón y entró al cuarto. "Gracias," dijo con rigidez.

"De nada."

Se quitó el abrigo de los hombros y lo puso sobre la cama, Minho parecía no poder dejar de verlo. Tenía un cuerpo delicado pero bien proporcionado y él quería sentirlo con sus manos, con su boca, con su cuerpo entero.

Key alzó la mirada, encontrándose con sus ojos casi tímidamente. El hombre no se inmutó y lo siguió observando, lo vio a los ojos, intentando descifrar qué tipo de café tenía. Ahora eran más oscuros a causa de la luz tenue en la habitación. ¿Debía acercarse al hombre?

Minho podía escuchar su corazón latir a varios niveles y eso le recordó que probablemente no debería continuar con esto.

"Hay un baño en aquella puerta," dijo abruptamente, señalando hacia el lado izquierdo de la habitación. "Y el armario está por allá" señaló otra puerta cerca. "Voy a ir a recoger a los niños y dejaré que te acomodes."

Se había ido antes de que pudiera decir algo. Key se sentó en la cama, su mirada había sido casi física. ¿Estaba atraído por él? La sola idea le hizo difícil respirar.

Había sido una larga mirada imponente para alguien que no estaba tan siquiera un poco interesado.

Cuando se levantaba para desempacar, un resplandor plateado llamó su atención debajo de la cama, se puso de rodillas y lo alcanzó con las manos. El cuadro de foto era grande y pesado, de plata genuina, volteó la foto. Un Minho más joven usaba un esmoquin y le sonreía a la persona en sus brazos. La mujer que estaba a su lado usaba un largo vestido blanco y posaba impecablemente para la cámara. Ella no podía ser más grande que una talla 4, y tenía que ser al menos de 1.67 de altura.

Con su glamuroso cabello castaño y su enérgica sonrisa, parecía una modelo.

Probablemente debería regresarle la foto a Minho, en cambio, la empujó de vuelta debajo de la cama y continuó con su desempaque, tratando de recordar lo bello que se había sentido cuando Minho la miró tan intensamente.

Minho giró su camioneta y la sacó del patio. Iba a estar un poco tarde para recoger a los niños de la escuela, pero sabía que los profesores iban a entender, seguramente ellos estarían contentos de que él tuviera algo de ayuda en casa.

Sus pensamientos se devolvieron Kim kibum. No sabía qué había hecho para merecer a un niñero como él, pero estaba profundamente agradecido. Mientras manejaba, su mente deambuló hasta que se imaginaba cómo hubiera sido hacer lo que él había querido hacer al estar juntos en la habitación. De meter las manos en su cabello castaño y cubrir su cuello, de jalarlo contra él y besarlo intensamente hasta que gimiera. Deslizar sus manos hacia abajo hasta poder sostener su culo y caer encima de él, estar dentro de él...

"¿En serio piensas que me has satisfecho, Minho? "

Minho parpadeó cuando la voz de su difunta esposa apareció en su cabeza. Trató de regresar a su fantasía, pero no se sentía correcto, tensando su mandíbula e intentando no pensar en el precioso chico, Minho prendió la radio y recogió a sus hijos.

QUIERO TODO CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora