Capítulo 2

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Era un mundo paralelo. Olympia volaba por encima de las profundas tierras, anhelando llegar al seco mar. Pero durante su vuelo, nubes atacaban y formaban soles de tormenta. A lo lejos, en el mar, logró ver como una nube de polvo se formaba en línea recta. De repente, sentía que caía. Caía velozmente. Gritando, trataba de cerrar sus ojos para hacer el golpe menos terrible, pero no podía. De momento, se sintió en un suave lomo. Exhaló de alivio.

- ¡Agamenón, eres tú! - le dijo al hermoso leopardo de alas negras y blancas. Sí, en un mundo paralelo, los leopardos vuelan. A gran velocidad, aterrizaron y Olympia se bajó dándole las gracias. Él corrió y alzó en vuelo, perdiendose entre las grandes algas verdes. Olympia echó un vistazo a donde se encontraba. Estaba en Atlántis, la ciudad capital del dios del mar: Poseidon.

¡Zas!

Rápidamente, Olympia se escondió detrás de un coral. Una sombra oscura pasó por delante. Segundos más tarde sintió su presencia detrás y casi saca un grito al darse la vuelta. Una mano le tapa la boca antes de que saliera algún sonido. Al ver aquel rostro azul turquesa, de ojos grises y cabello violeta; se tranquilizó.

- ¡Eldoris! Casi me matas de un susto.

La chica pez, o mejor conocida, la sirena; le contestó molesta.

- ¿Quién más iba a ser? Vamos, tenemos que irnos de aquí. - dijo en tono preocupado.

- ¿Por qué? ¿Qué pasa?

- Nada. Solo que no debes estar rondando el palacio de mi abuelo. Al menos no en estos momentos; ¿o es que no has visto el cielo? - dijo con una expresión en el rostro que insiuaba que Olympia era una estúpida. Su tono de voz musical, le causaba sueño a Olympia.

- ¡Ay, no otra vez! ¿Olympia? Vamos, de todas formas tengo que hablarte. No es mi culpa que mi voz cause ese viaje a ustedes los humanos tontos. O sea, ¿por qué telekhines ustedes persiguen el sonido de nuestras voces al cantar? ¿Quieren morir? Porque, honestamente, yo echaría a volar si escuchara una voz de una mujer en el medio de la nada.

- Mejor cállate o me dormiré. - dijo Olympia en un bostezo. Eldoris pusó los ojos en blanco.

- ¿Sabes que estás soñando verdad? Hace años que no vienes a vernos... El próposito de que haya invocado este sueño es para advertirte que tienes una maldición.

- ¿De qué - otro bostezo - hablas?

- Escúchame. ¿Recuerdas a Arion? Bueno, tienes que saber que

Olympia...

- ¡Ay no, no! Atiende, ¡despierta! Olympia.

Despierta, cariño...

- Olym -

Abrió los ojos en un dos por tres y la luz le causó dolor en estos. Su madre, la miraba consternada.

- ¿Qué te pasa, cielo? Pareces asustada, estás sudando.

Olympia estaba aún en shock. Hace años que no soñaba con aquel lugar. Con aquella amiga.

- ¿Olympia?

- Sí, mamá, e estoy bien.

Su madre la observó detenidamente por varios segundos. Finalmente se encogió de hombros.

- Bueno, ve y vístete. Hoy es tu primer día de clases y no quiero que llegues tarde. Vamos, anda.

Aida, su madre, salió tarareando una canción y se dirigió a la cocina. Mientras, Olympia permanecía sentada mirando a la nada.

Esto no puede ser. Todo debe solo haber sido un sueño. Pero, no... Eldoris no me mentiría. Yo se que ella es real. ¡Por todos los dioses! ¿Por qué habrá vuelto esa parte de mi vida otra vez? Pero, sobretodo, ¿qué habrá querido decir Eldoris sobre esa maldición? Vale, olvida todo esto, Olympia. Solo fue un viejo sueño. ¿Qué hora ser... ¡Ay, llegaré tarde! Mejor me voy a ir cambiando...

.....

- Padre, traté de advertirle. Aunque es una simple tontería lo que les sucederá.

- ¿Tontería? ¿Sabes que significaría si a través de esa maldición logra salir...

- Lo se... Aún así, es una probabilidad en un millón que eso ocurra.

Tritón, rey de los mares, se mantuvo en silencio.

- Eldoris, ve a tierra. Búscala y explícale lo que le sucedera. Puede que solo comience con algo simple, pero puede empeorar. Ella es importante.

- Está bien, padre. Zarparé esta noche.

Conectados. (On Hold)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora