Capitulo IV: Deliciosa Cena.

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Mi estómago no dejaba de molestar, por un momento creí que algo andaba mal, pero al rato entendí que era el hambre quien me hizo despertar, sentada en la orilla de la cama aprecio la espalda de Dorian, que aún duerme

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Mi estómago no dejaba de molestar, por un momento creí que algo andaba mal, pero al rato entendí que era el hambre quien me hizo despertar, sentada en la orilla de la cama aprecio la espalda de Dorian, que aún duerme.

Observo la mesita de noche donde el reloj indica las 2:50 AM, mi instinto de sobrevivencia analiza todas las posibilidades que tengo: pedir el servicio de cuarto, esto lo pienso mejor, ya que eso sería despertar a la encargada de esa área y sé lo molesto que eso podría ser; despertar a mi amado y pedirle que me lleve al restaurante más cerca, aunque esa idea me agrade la cuestión es despertarlo; o solo pedir cómoda a domicilio, aunque eso suena más lógico, esa sería la posibilidad más viable.

Me levanto y me dirijo a dónde supongo que es el baño, al tomar el pomo Dorian suelta un quejido me vuelvo para mirarlo y él me está buscando en la cama.

—Cariño —lo llamo con ternura.

—¿Qué haces allá? —cuestiona adormilado aún.

—Tomaré un baño. Cariño, pediré comida. ¿Quieres algo en especial?. —pregunto.

—Ohm. Yo...—confundido se levanta y ve la hora —Es de madrugada amor.

—Lo sé, pero tengo de mucho apetito. —me examina con duda y algo más que no logré distinguir.

—Okey, vamos a tomar el baño y después te llevo a que comas algo rico. —propone, sin embargo algo se le cruza por la mente y me observa aún peor —Te preguntaré esto una sola vez —advierte y yo asiento. —¿Cuándo fue la última vez que probaste alimento?.

¡EN LA MADRE!

—Este... Yo... creo que hace quince horas —confesó con miedo, ya que él siempre se molesta cuando eso sucede.

—¡POR DIOS! Leila, cuántas veces se te tiene que repetir las cosas —vociferó furioso —Jamás entenderás hasta que te pase algo.

En ese momento el apetito se me esfumó y fue reemplazado por enojo, no obstante no quiero pelear, ni mucho discutir con él, así que le di la espalda y me encerré en el baño. Tome la ducha lo más rápido que pude y salí dando trombos hasta llegar a mi maleta con la atenta mirada de Doria que está sentado en la cama.

—¿Qué tanto me ves? —me dirijo a él con molestia.

—Discúlpame, cariño.

—Ajam.

—Hey, no fue mi intención reaccionar de esa manera. —su disculpa es sincera, lo sé. Aunque eso no justifica que siempre quiera levantarme la voz.

—Entiendo. Por favor no vuelvas a hablarme en ese tono. Sé exactamente lo que hice mal, y estoy consiente del daño al que expongo a mi cuerpo.

—Dejemos el tema. Ahora dame unos minutos. —midió con tranquilidad. A lo que solo asentí resignada porque no podía enojarme demasiado tiempo con él.

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A las 3:30 AM, entramos a un antro, o eso creí que era, hasta que fuimos al último piso desde donde podíamos ver la gran fiesta de abajo. En la parte de dónde estamos exclusivamente solo se encontraban mesas y la luz es normal lo que más me llamo la atención es que no había ningún alma.

—Sigo pensando, ¿qué lugar más extraño? —admito con burla.

—No digas nada, es el único sitio que encontré cercas —trata de controlar el ataque de risa, pero no lo logro y también me contagio.

—Buonasera signore, questa volta sarò il vostro cameriere, sono franco—un joven mesero nos interrumpo.

—Che ne dici di Frank, potresti portarci dell'acqua? —el apuesto italiano se retiró después de eso.

—Yo no podría, aprender todos los idiomas que hablas —admito con administración en mi voz.

—Pues es fácil... —si como no, lo dice con tanta simpleza que hasta dan ganas de golpearlo.

—El menú, se ve rico —enumero cada platillo en mi mente tratando de averiguar qué demonios son.

—¿Así? —comenta con burla mi amado.

Estaba a punto de regresarle el ataque cuando: —¿Come me per prendere il tuo ordine? —trague cada palabra y dejé que Dorian, hablara.

—Boenf Bourgugnon y Croque-monsieir un verre de rosé et un vin rouge, et en dessert une mousse au chocolat —hizo la orden y mis cuatro neuronas explotaron...

—No te preocupes, cariño, cuando traigan la comida te explico. —me reconforta. —Grazie  Franco. —el nombrado antes de retirarse dejo un par de vasos con agua.

La cena va de maravilla, cuando la comida llegó, juro que trate de no reír pero fue imposible, resulta que el “Boeuf Bourguignon: Es carne de ternera estofada en vino tinto". Y el “Croque-monsieur: un simple sandwich de jamón y queso horneado" y para rematar el postre un delicioso; Mousse de chocolate. Al parecer  les fascina ponerles nombres así a sus platillos.

Al terminar bajamos y nos tomamos un par de copas más en la barra, pero algo captó mi atención y sin pensarlo dos veces corrí a su ayuda la hermosa rubia llamada Katia, era ferozmente golpeada por otra mujer, lo que más me encabronada era la gente encajosa, y esa estúpida mujer tendía su merecido.

Ninguno de sus torpes golpes me tocaron, claro Dorian podía presumir de sus cualidades pero yo era la mejor en defensa personal.

—¡AMOR! —ese grito desesperado fue lo último que escuche antes caer al suelo y cerrar los ojos.

—¡AMOR! —ese grito desesperado fue lo último que escuche antes caer al suelo y cerrar los ojos

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FORZANDO TU AMOR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora