II

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No se me ocurre otro título para este capítulo, ¡porque se supone que no habría otro capítulo! Dios... En fin, comencemos.


La Cueva II


"Los cálculos no pueden fallar, está justo allí frente a mis ojos... Las estrellas, alineadas tal y como sugerían las ecuaciones que diseñé, aunque fuese mi primera vez haciendo algo así. No debería confiarme tanto, si bien el anciano dice que mis estudios son impresionantes. Aff, ¡ya quiero verlo todo terminado!

—...Amor, ¿dónde estás?

¿Leona? No, no puede ser ella, aún faltan dos días para que vuelva...

—¡Diana!

¡Si es ella!

—¿Leo?

—¿Que? ¡Ahí estás!

No me contengo y simplemente me lanzo hacia a sus brazos. La extrañé mucho, es tan bella. No, en realidad se ve bastante lastimada y agotada... Tal vez no debí atropellarla de esta forma.

—¿Qué hacías... en el techo?

Creo que le saqué el aire, le cuesta hablar. Pensándolo bien, si se hubiese apartado en lugar de intentar atraparme me hubiese lastimado bastante en la caída. Aff, que torpe de mi parte fue hacer eso. Evitaré su pregunta, no le gusta que esté en el techo... Me encanta subir al techo.

—¿Qué haces aquí tan pronto?

—Diana, debí estar aquí ayer, de echo me retrasé...

Ups, otra vez tanto té me hizo perder la noción del tiempo.

—¿No has dormido bien?

Está preocupada, lo sé porque acaricia las bolsas bajo mis ojos como cuando está preocupada. No debería estarlo ella tampoco ha dormido bien, puedo notarlo perfectamente.

—Te he dicho que el techo no es lo suficientemente resistente aún, esta semana lo reforzaré para que sea más seguro...

—Soy bastante ágil y sobre todo hábil para trepar.

¡Una semana! Luego de casi un mes fuera, se quedará tan solo una semana... Tontos ancianos, cada vez la requieren más para sus tontas misiones. Son injustos con ella, tan solo porque no es capaz de decirles que no a lo que sea que le pidan.

—Claro que lo eres... No lo... he puesto en duda...

—¡Oye, no te quedes dormida aquí!

—No estoy... Dormida.

—Al menos llega hasta la cama. Suéltame, voy a levantarme.

—No te soltaré.

—¡Leo!

—Solo un ratito más...

Yo tampoco quiero que me sueltes... Aff, ¿Por qué no puedo fundirme contigo? Detesto que tengas que irte todo el tiempo."


...


—¿Está bien así? No quiero lastimarte...
—¡No me trates como si estuviese hecha de cristal!
—Diana, me estoy conteniendo... Mi deseo de ti va muchísimo más allá que solo esto.
Aff, me avergüenza cuando dice esas cosas, debo estar toda roja como una gran tonta... ¿Por qué habré nacido tan pálida? La madre sol me detesta desde el mismo momento en que nací.
—No es la primera vez que hacemos... Esto... Es decir, ¡vamos... Estamos teniendo sexo! no tienes que disimularlo tanto...
—Estas nerviosa.
—¿¡Que!?
—Te ves tan hermosa... Rayos, cuanto extrañaba tenerte así.
Ahí está esa cara de drogada otra vez, y eso que no bebió del último té que hice. Aff, quiero que la tierra me trague en este momento, cerraré los ojos y no los abriré hasta que...
—Umh...
—¿Te gusta?
—¿Por qué actúas como sí?... Ahh...
Mi maldita garganta traicionera. Quiero morir ahora mismo de un infarto, que vergüenza.
—¿Como si...?
Se está burlando de mi...
—¡Como si no supieras lo que me gus... Ahh, basta, es injusto que hagas eso...
—Lo siento, me encanta oírte. Por favor dime si te gusta, quiero oírlo.
—Leo, por fav... Umhh... ¡Ya basta!
—¿De verdad quieres que pare?
—No...

...

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